Sebastián padece una enfermedad poco frecuente llamada Phelan Mcdermid, actualmente tiene 10 años y esta escolarizado en un centro de educación especial.

 

Esta historia tan satisfactoria ocurrió siendo alumna-trabajadora de la empresa Mancomunidad Integral de Servicios “La Serena Vegas Altas” .

 

Hace cerca de 2 años, conocimos AGADEA, habían diagnosticado a mamá de demencia de tipo vascular.

 

He conocido muchas mujeres de casi 80 años y sé lo difícil que ha sido su vida.

 

¿Quién vienes siendo tú? Me pregunta.

 

9 de la mañana, una fisioterapeuta preparada para trabajar.

 

El once de abril del 2016 Ricardo, mi marido, se mareó y empezó a balbucear palabras sin sentido.

 

Hace tres años que le diagnosticaron Alzheimer, y desde entonces, mi vida cambió. Desde el punto de vista de un joven:

 

Hola me llamo Raquel, tengo 45 años, fui mamá con 21 años.

 

En el año 2001 mi padre y yo veíamos la tranquilidad del hogar acabada.

 

Como educador he tenido el placer de poder compartir mi tiempo con personas mayores con gran dependencia y Alzheimer.

 

El día 12 de enero del año 2004, en la empresa donde entonces trabajaba, me cito en su despacho mi jefa inmediata.

 

Mi nombre es Ángeles y soy la tercera de cuatro hermanos. Ellos, mis hermanos, están afectados por el síndrome x frágil. Yo soy portadora. 

 

Soy Isabel y quiero compartir con vosotros una historia de unos amigos, de unos padres, Jesús y Beatriz. 

 

Homenaje a los cuidadores.

 

Este refrán recoge un poco lo que ha sido esta nueva etapa de mi vida, en la cual mi madre es diagnosticada con la Enfermedad de Alzheimer en el mes de junio de 2017.

 

Todo comenzó en el año 2010, el día en el que Ángela, mi madre, llevo un repollo para debajo de su cama, ese  fue el momento donde nuestras vidas cambiaron para siempre.

 

Tardé en reponerme de la impresión que me causaron las palabras del neurólogo cuando me comunicó que mi madre sufría de demencia.

 

A guardar a guardar cada cosa en su lugar, sin romper, sin tirar que mañana hay que jugar.

 

Hola, no recuerdo mi vida sin ser cuidador.

 

Escribo este relato acompañándolo con un collage de vídeos que hemos hecho los compañeros de la vivienda Txara ubicada dentro de la asociación Aspace Gipuzkoa.

 

En primer lugar, me gustaría decir que me llena de satisfacción y orgullo que exista un premio de tal índole y que sean ya 4 las ediciones llevadas a cabo.

 

Cómo cambió nuestra vida cuando empezamos a cuidar a nuestros padres, tuvimos que hacer de tripas corazón, literalmente.

 

Los/as cuidadores/as seamos profesionales o no lidiamos con un gran enemigo: Burnout.

 

Para mi esta experiencia es algo muy difícil de explicar con palabras, porque es comunicar lo VIVIDO,  algo muy  bonito y muy duro.

 

Desde hace unos años me estoy dedicando al Cuidado y Acompañamiento de personas que por un motivo no pueden valerse por si mismos.

 

Nací el 24 de Agosto de 1994, en Santa Cruz (Bolivia)

 

¿Cómo me siento como cuidador? Difícil pregunta.

 

“El ser cuidador en mi caso no es vocacional... Aprendo sobre la marcha. Por eso necesito a los profesionales a mi lado”.

 

Mi nombre es Sara y trabajo como neuropsicóloga en Cognitiva Unidad de Memoria.

 

Mi nombre es Manuel, tengo 80 años, soy el esposo y cuidador de María Torrescusa, ella tiene 75 años,

 

"Afortunadamente somos diferentes"  dice el estribillo de una canción que tantas veces hemos escuchado, cantado, acompañado,...

 

Durante gran parte de mi vida, tengo 63 años, he cuidado a mi mamá hasta sus casi 100 años de vida, menos 13 días.

 

Cuando un familiar cae enfermo, enfermamos todos. Es así y sólo así, como por primera vez, caes en la cuenta de que la vida es frágil y la tuya también.

 

No te pongo nombre,

 

Soy Ana, tengo 40 años y trabajo como educadora en un centro para personas con discapacidad intelectual.

 

Ella,

 

Dicen que los comienzos nunca son fáciles. Y qué razón, porque antes de ser profesional era estudiante,

 

Conocí a Francisco de manera casual, como sucede muchas veces en este tipo de trabajo,

 

Cuido a un anciano, muy risueño, se llama Alberto.

 

Hola, me llamo Carlos y soy un inmigrante boliviano, tengo 46 años. Llegué a España en el 2004 y llevo 14 años como cuidador.

 

Yo, Loredana Finesso, residente en la provincia de Málaga desde hace años, cuento mi triste historia.

 

Es curioso cómo suceden las cosas. Y es ahora que visto la madurez de mis años, cuando, pienso en lo importante que fuiste, padre.

 

Érase una vez un ser ruin y despreciable que vivía en el infierno.

A lo largo de nuestra vida nos encontramos con puertas cerradas, otras con puertas semiabiertas

 

Hola, soy Jenny, quería buscar en Google como se hace una memoria pero creo que la mejor forma es expresarla con mis palabras, sencillas pero sinceras.

 

(Antes de empezar, he comprobado en primera persona el efecto terapéutico de la música en personas con Alzheimer.

 

Mi nombre es Alba luz, 58 años, hija de Leonor y Pedro, criada en un barrio del Sur de Bogotá.

 

¡Como la quiero y cuanto la extraño! La quiero por su infinita manera de ser mujer, perfecta y simple.

 

Soy un paciente de cáncer de pulmón que pretende transmitir el mensaje de que un diagnóstico de cáncer no es en absoluto una condena a muerte incluso cuando se

 

Érase una vez una asociación llamada European Leukodystrophies Association: ELA España para los amigos, que no es otra cosa que una asociación que agrupa a

 

Emérita, Emeri para sus amigos, se sacó el carnet de conducir a los treinta y tres. Llevaba catorce años pensando hacerlo, desde que ella y su marido

 

Cierro los ojos y aún recuerdo tu mirada y como resurgías ante las adversidades que la vida nos iba poniendo.

 

Hace 5 años mi madre fue diagnosticada con demencia, y hace 3 años y medio me dedico junto con mi papá, a su cuido.

 

Me llamo Victoria, tengo dos hijos (Daniel y Víctor) de 23 y 20 años.  En verano hará ya 5 años que fueron diagnosticados con Anemia de Fanconi, una enfermedad poco

 

Hola, me llamó Maria Helena y mi hijo Alex tartamudea desde los 7 años.

 

Echo de menos tu sonrisa vacía, tus ojos mirando al vacío, tu memoria perdida entre las nubes intentando buscar los recuerdos ya perdidos. Te recuerdo en el sillón, sin

 

Esta es la historia de una súper heroína, de una mujer valiente a la que debo tanto… entre varias cosas, la vida.

 

Este relato se lo dedico a mi madre, una gran luchadora desde que nació.

 

Me llamo Ángela, estoy casada y soy madre de tres hijos.

 

Los Trabajadores de la Residencia Virgen de Valencia presentan a Encarnación Otero Álvarez. como cuidadora, y con este vídeo nos presentan su candidatura.

 

Un día cualquiera, 2 de septiembre de 2013, te levantas y sin saber ni cómo ni porqué todo cambia, de forma brusca, radical,

 

Hola, mi nombre es Leonel, allá por el año 2010 me quede sin trabajo y en la búsqueda ¡me ofrecen trabajar en un hogar geriátrico de noche! Por supuesto

 

Hola, no voy a ponerme nombre.

Me presentó como se verán miles de personas y alguna vez se habrán planteado esta situación. Solo pretendo

 

Después de casi 15 años dedicados a trabajar y convivir con personas catalogadas como discapacitadas, dependientes, o con diversidad funcional, entre otras formas, he de decir, que las características que pueden hacer “diferentes” a todas estas personas del resto de la sociedad, no han de ser denominadas incapacitantes, ya que como sucede con el resto de la sociedad, cada individuo presenta capacidades diferentes según la actividad a desarrollar.

 

Jamás pensé que el dicho: "Si no puedes con tu enemigo, únete a él", fuese a ser mi mejor aliado en estos años.

 

Dar la bienvenida a un bebé y enfrentarse a una separación en sus primeros minutos, nos ha cambiado la vida. Quienes hemos pasado por una UCI Neonatal, a menudo perdemos la inocencia que suele rodear la gestación, el parto y la crianza. Como sabemos de primera mano, a veces las cosas no salen bien.

 

Estaba escuchando música suave cuando sonó el teléfono.

 

Hola, me llamo Ana y he sido cuidadora de mi madre junto con mi hermana Rosa desde el año 2012 hasta enero de 2019 que falleció.

 

Mi nombre es Mercedes y en la foto me acompañan mi hermana Teresa y mi madre Josefa.

 

Mi madre ha sido cuidada y hemos sido todos sus cuidadores, inclusive mi pequeña hija de tan sólo 4 años.

 

Hoy me pregunté ¿quién soy yo?

 

Cuidadora: El primer sentimiento que me transmite mi cerebro al imaginar el significado de esta palabra es el de cariño seguido de tristeza.

 

Me había mudado a casa de mis padres, que vivían en la capital, cuando ya estaba próxima a dar a luz, por otra parte, algo muy corriente en la época.

 

Desde siempre tuve miedo a ser madre. El hecho de pensar en el dolor físico que supondría parir, me horrorizaba (entonces no era habitual emplear la epidural).

 

Esta es la historia que empieza con una mujer, que con 31 años, quiso ser madre.

 

Soy cuidador, no soy enfermo de alzhéimer, soy víctima también.

 

Por mi cabeza pasaba una tormenta de pensamientos, ya no podía seguir tejiendo conjeturas.

 

Soy Inma, la esposa y persona cuidada por Demetrio y voy a intentar describir como es mi esposo, y lo que hace por mí día a día.

 

No se cómo pasó, no sé cuándo pasó, sólo sé que una tarde de mucho calor, él no sabía quién era yo…

 

Pablo tiene 7 años y es un niño increíble, fuerte, cariñoso, risueño, simpático y pillín, le apasiona la música y las tecnologías.

 

Lo di todo por ti. Y no, no me arrepiento y ahora, ahora que te has ido se me hace raro poder vivir sin ti.

 

La primera llamada llega el día de mi aniversario de boda.

 

Mi nombre es Ángeles Palenzuela. Soy trabajadora familiar en el Sad de Palma de Mallorca.

 

Me gustaría compartir una reflexión que me acompaña en mi vida profesional y personal: se trata de la historia que hay detrás de la fotografía.

 

Soy una chica normal, con ganas de trabajar.

 

Este es el relato más triste que he contado, pero también el más bonito; no tiene segunda parte mala sino solo una primera y única que lo describe todo.

Primero hay que limpiar la herida con suero fisiológico. Luego desinfectar con betadine. Se enjuaga otra vez, y se deja secar. Ya solo queda un paso.

 

Nuestro pequeño Javier nació prematuro.

 

Hace 9 años que entro en nuestras vidas la presencia aterradora de un ladrón de vidas, sin saber casi nada del tema y de su efecto en las personas, llegó a instalarse y a alborotar lentamente nuestros días.

 

Cada día me levanto con la ilusión de ir a trabajar.

 

Desde siempre he cuidado y dado lo mejor de mí a los demás.

 

Me llamo Encarnación Lázaro Horrillo, tengo 68 años, y voy a contar mi historia como cuidadora.

 

Hace casi cuatro años comenzó nuestra nueva vida, con muchos duelos que ir superando.

 

Hace poco más de un mes aterricé en Medina del Campo...

 

Desde el momento en que aparece en tu vida un ser al que posteriormente le evaluarán su dependencia, te la va cambiando imperceptiblemente.

 

Un día frío de octubre fue el nacimiento del cuarto nieto y un día de junio con calor y viento caliente llegó el día del nacimiento del tercer nieto, del segundo nieto también en el mes de octubre con viento húmedo y el primer nieto llegó con las aguas mil del mes de abril.

 

"¿Cuando me esté muriendo voy a tener dolor?"

 

Desde hace muchos años, sentía una inclinación especial, no solo por cuidar, sino por hacerle la vida más alegre y fácil a las personas que no pueden valerse por sí mismas.

 

Un día te levantas sin saber que ese día va cambiar tu vida y la de tu familia.

 

Me llamo Luisa Fernanda y voy contar la historia de cómo me convertí sin dudarlo en una SUPERCUIDADORA.

 

Cuando te das cuenta que alguien fuerte como tu madre (que te ha criado a ti y cuidado a sus padres) necesita ayuda; que, aunque crea que es autosuficiente ya no lo es, tienes que empezar a cuidarla como ella te cuido a ti y como cuidó a sus padres.

 

Gisela Guevara, madre luchadora e impulsora de la campaña “Mi hermana y la enfermedad invisible”.

 

Hola, no recuerdo mi vida sin ser cuidador. 

 

Me llamo Elena González. Soy madre de Iñigo, un niño al que hace cuatro años le diagnosticaron un retraso madurativo y motor.

 

En las últimas visitas ya notamos que no estaba bien. Se mantenía sola, sentada en la oscuridad, sin encender la tele.

 

Mi nombre es Sonia y llevo más de 20 años dedicándome profesionalmente al mundo de la diversidad funcional.

 

Soy Ana, tengo 40 años y trabajo como educadora en un centro para personas con discapacidad intelectual.

 

Durante gran parte de mi vida, tengo 63 años, he cuidado a mi mamá hasta sus casi 100 años de vida, menos 13 días.

 

Paca es mi madre. En el pueblo le llaman “La menuda”, el apodo de mi abuela.

 

Besos, besos y más besos: “Buenos días mi vida ¿qué tal estas?”, y con un hilillo de voz contesta “¡estupendamente!” o “¡superior!”, que también es muy suyo.

 

Hola me llamo Raquel, tengo 45 años y fui mamá con 21 años. 

 

Hoy quisiera contarte muchas cosas.

 

Hoy, el abrazo y la sonrisa de Adrián (35 años) al darle el alta en el hospital, tras una larga estancia y teniendo que volver en una semana a por otro ciclo de quimio.

 

Érase una vez un ser ruin y despreciable que vivía en el infierno.

 

Nuestra hija María tiene 12 años. Es la pequeña de 3 hermanos. Nació con una malformación cerebral congénita ocasionada por el citomegalovirus durante mi embarazo. 

 

Me llamo Mari Luz, y desde hace 11 años me dedico solamente al cuidado de mi padre.

 

Raúl está preparándose para ser cuidador profesional. Sin embargo, hasta ahora su experiencia ha sido como cuidador familiar. 

 

 

La educación tiene como objetivo equiparnos para el futuro. Transfiere conocimientos, cultura y valores, contribuyendo a adquirir habilidades sociales y aprendiendo a ser autosuficientes.

Mi madre. Mi mitad

 

Es muy típico decir que nuestras madres son las mejores madres del mundo.

 

Mi cuidador, compañero, amigo, marido, etc…

 

Querido hijo Dragón:

 

Nací hace cincuenta años con Parálisis Cerebral.

 

Es difícil resumir, en unas pocas palabras, 16 años de cuidados a un padre, creo que podría escribir un libro.

 

La llegada de un hijo siempre es motivo de alegría y más cuando es tan esperado por toda la familia

 

Mi experiencia como cuidadora profesional y familiar ya va por los 15 años, empecé como miles de personas desconociendo totalmente lo maravilloso y gratificante que es dedicarte a esta profesión.

 

Irina se casó con Gabriel en 1999. Ambos ya sabían que Gabriel padecía esclerosis múltiple. Entonces el amor prevaleció y ahora lo sigue haciendo, años después:

 

Hace tres años que le diagnosticaron Alzheimer, y desde entonces, mi vida cambió. Desde el punto de vista de un joven:

 

Alejandro tiene solo 16 años, pero ya ha tenido que comenzar a vérselas con un duro enemigo: el Alzheimer de su abuela Matilde

 

Mi madre tiene 85 años, es una persona mayor y frágil desde hace 15 años con la capacidad funcional conservada gracias a los cuidados y atención que recibe por mi parte.

 

Un día cualquiera en un trabajo que no veo como trabajo…

 

Cuando llegué a casa de mis padres ese día noté algo diferente, mi madre parecía distinta, sin que ella pudiera saber que era lo que le sucedía.

 

Había una vez una niña que nació con sangre azul y no es porque fuera de la familia real, sino por una patología congénita en el corazón, aunque para mí es mi reina.

 

Han pasado dos largos años desde la partida física de mi madre y no hay día en que no la recuerde.

 

El 30 de agosto Amanda cumplirá veinte años.

 

Mis primeros días fui cuidada por mi padre ante el delicado estado de mi madre.

 

“Que te lo digo yo, que todo el mundo está enfermo”, volvía a decirle Carmelo con el mejor de sus  ánimos.

 

Sara no podía imaginar cómo diecinueve letras iban a cambiar su vida tan radicalmente, cuando fue al hospital a recoger los resultados.

 

“El ser cuidador en mi caso no es vocacional... Aprendo sobre la marcha. Por eso necesito a los profesionales a mi lado”.

 

Cierro los ojos y aún recuerdo tu mirada y como resurgías ante las adversidades que la vida nos iba poniendo.

 

Tulia, una de tantas pacientes que he cuidado desde hace más de 25 años, dejó una gran lección para mí. 

 

Un día como cualquier otro, mañana tarde o noche, no nos importa, te pondré el reloj 20 veces y las 20 veces dirás donde tienes tu reloj y yo te diré: "aquí lo llevas puesto"

 

En aquel tiempo, andaba de un lado a otro de la cubierta de aquel enorme barco...

 

En mi corta, pero intensa experiencia con las personas que cuidan a personas con minusvalía física he aprendido justo lo que necesitaba.

Mi hija Isabel tiene ya 13 años. Nació con una enfermedad genética llamada Síndrome de Clifahdd. Es tan rara que apenas hay 100 pacientes en el mundo. Isabel es una de ellas.

Mirando desde una ventana de un bar, con un abuelo que cuidaba, a lo lejos se veía una residencia recién reformada super bonita, un antiguo convento. Y el abuelito me dice hay tienes que trabajar y cuidarme.

Hoy día vivimos en una sociedad embotada y en muchos casos hasta deshumanizada; vivimos en un mundo muy digitalizado, lleno de muchísima información, pero escasa formación. Todo ello hace, que muchas veces lo esencial y aún lo más importante se nos escape de las manos; pocas veces tenemos “tiempo” para reflexionar o hacer aquello que más nos gusta, o bien preguntarnos ¿Qué o Quién es importante para mí?

Este mismo octubre hizo cinco años que juré ante el juez que me responsabilizaría de la vida de mi madre, incapacitada por una devastadora demencia. Por lo tanto, llevo cinco años siendo la madre de mi madre.

Cuatro de la tarde. Blanca, Antonia y Lucía escuchan su programa favorito de radio. Esa pequeña bomba de oxígeno, de entretenimiento, de desconexión del coronavirus. Esa maldita realidad. Cansadas de las noticias que cada mañana se escuchan en las televisiones de la residencia en la que viven, con la ansiedad de todos los profesionales y residentes de saber en qué consiste esa “nueva normalidad”.

Mi nombre es Leonel Paiz Gutiérrez, de 50 años y enfermo de los riñones.

Teniendo el virus, en cama y aislado. En donde nos destierra cuando, sin pedir permiso, se acomoda en el organismo y, con redoblada crueldad, también en el alma, contagiándola de soledad y de silencio.

La idea de cuidar y proteger a los adultos mayores más vulnerables nace de un “juego”, que empezó en mi humilde hogar, compartiendo con mi abuelo paterno Josefito, sin saber que, de ese juego de niños, de ese juego de amor, con reglas muy claras y un objetivo sólido se convertiría en obra de grandes.

Tanto que expresar y no saber de qué manera, ni cómo empezar. Siempre he tenido la certeza de que esto que estamos viviendo, es algo que marcará nuestra vida, en mi caso, profesional y personal.

Desde pequeña mi madre me enseñó la importancia de ser amable y empática con las personas. Ella era una mujer activa, dulce y cariñosa, y que siempre transmitía alegría.

Comienza el día y el trasluz de una ventana expande la misericordia sobre los cuerpos. La cama alberga el cariño de tiempos anteriores, fortalecido por el roce, constante, reciente, de un par de gatas, amorosas, dan los buenos días a mis padres. Mamá se levanta, saluda a Catira y Negrita, esta última se arrima a los pies de Papá quien sigue durmiendo un poco más. No faltará mucho para que él descienda a la cocina. A esta hora puedo sentir sus pasos, fuertes, sobre la terracota que cubre los escalones.

¿¡Ya estas, hija mía!? decía todas las tardes Maruja a su hija pequeña Belén que iba a cuidarla, me imagino que habrá muchas historias como las de Maruja y Belén.

Es el lugar donde trabajo, donde convivo con unas personajes increíbles, como en todo castillo, hay reina, príncipe, princesa, capitán y todo un elenco de personajes, incluidos brujas y sanadoras de almas. Yo, soy el malabarista del fuego, me encargo de que todos coman como príncipes, pongo todo el cariño y mi alma en ello.

Este es el relato de tres familias que como consecuencia del COVID-19 nos hemos visto involucradas en una situación inesperada, pero que con la implicación nuestra y de nuestros contactos hemos logrado ayudar a 8 residencias de ancianos suministrándoles productos gratuitos por un valor superior a los 300.000€.

Estando en mi rutina diaria del gimnasio, recibí una llamada telefónica solicitándome el servicio de transporte para una paciente, desde el hospital de Cudeca en Benalmádena, donde colaboro como voluntaria, hasta Marbella donde residía la paciente. Más o menos unos 30 kilómetros de distancia. Sin pensarlo dos veces acepté. A las 12 del día estaba recogiendo a la paciente y organizándola en el coche con su equipaje.

Hola, soy Patricio Vázquez, de la ciudad de Cañar, ubicada en la sierra central de mi Ecuador. Y deseo postular como SUPERCUIDADORES 2020, por el esfuerzo que se viene realizando al tratar de bridar un apoyo en diferentes ámbitos a la gente que lo requiere, especialmente a los de mi pueblo. Son algunos años que venimos cuidando por los que necesiten de asistencia en lo físico, social, médico, alimentos etc.

Desde la calma de haber reposado toda la montaña rusa de emociones que viví durante el confinamiento y desde esta energía de paz que da haber hecho sólo lo que había que hacer, os transmito un poco de lo que para mí ha sido un antes y un después a nivel laboral, pero sobre todo personal.

Mi nombre es Juan Franco, tengo 78 años y comparto mis días con la enfermedad de Parkinson desde hace 16 años.

Mil noches y unas cuantas más, mil noches llenas de insomnio, llenas de horrores, de una horrible agitación motriz, de dolorosas lágrimas…

El esposo de mi prima bélgica, Cadet, la cual está haciendo su pasantía en medicina, se dedica a ser motivador político. El Covid-19 coincidió con la etapa política de la Republica Dominicana, la cual se celebró en el pasado mes de julio. Pero desde marzo las reuniones y asamblea políticas no se detuvieron, y Romer Bernard, hombre joven y robusto, PLDista no dejó de luchar porque su partido llegara al poder.

Soy cuidadora de personas con Alzheimer, discapacidad física y también de algunos pacientes psiquiátricos.

Maestra de vocación, desde los 5 años deseé con todo mi corazón dedicarme a la educación, y mi sueño se hizo realidad. He ejercido como maestra de educación primaria durante 18 años, pero nunca pensé que mi profesión cambiaría con 39 años.

Soy Nohora Lucia Orozco herrera, colombiana y tengo 57 años. Hace 26 años nació mi hija María José López Orozco con una hipoxia neonatal, se le diagnostico parálisis Cerebral Infantil.

Hola, soy Markel, tengo 14 años y vivo en un pueblito de Gipuzkoa llamado Urnieta. Me encanta vivir en mi pueblo porque es muy tranquilo, está rodeado de monte y la gente me quiere mucho. Mi ama se llama María y mi aita Vicen, y tengo una hermana mayor que se llama Carlota. ¡Qué bien me lo paso con ella!

Caminaba por delante de mí y me emocioné… Así, de repente, me di cuenta del proceso que estábamos viviendo. Cada uno el suyo. Madre e hijo. Hijo y madre. Y toda una vida a nuestras espaldas. Y mientras caminábamos, ella por delante de mí, el amor y la tristeza me invadieron ese momento y me entendí como cuidador.

Mi nombre es Ana María Rodríguez Sánchez y trabajo de Auxiliar de Ayuda a Domicilio en Órgiva (Granada).

Cuando estuve formándome haciendo cursos para trabajar con personas de discapacidad funcional, no estaba segura de que yo pudiese trabajar en esto; ya que no había tenido oportunidad con gente cercana con la que practicar. Pero a la vez había algo que me llamaba la atención.

Mi llamo Francisca Rivas Rodríguez, los conocidos me llaman “Paquí”. Paquita como sé que es con cariño no me importa, soy Auxiliar de Ayuda a Domicilio. Un trabajo intenso pero me hace feliz.

Me he dedicado a cuidar a mi señora madre, somos tres hermanos, yo soy la única hembra y la mayor de los tres, a mi mamá le gusta estar conmigo en mi casa. Ella tiene 73 años, tiene algunas situaciones del sistema nervioso, mucho nerviosismo y cambios inesperados de humor, por lo que procuro en la medida de mis posibilidades que ella esté tranquila y alegre, que realice actividades que la distraigan y piense en cosas positivas de la vida, para que cuando tenga esos días grises en su carácter, no sean tan fuertes para todos.

Nunca me había sentado a escribir sobre mi abuelo. Son miles, millones, las veces que le recuerdo, más desde su ausencia.

Soy Lorena Giménez, podría empezar diciendo que soy Trabajadora Social, Actriz, Periodista, Antropóloga… fundadora y directora de Ilógica, entidad con 20 años de experiencia y premios a nivel nacional e internacional por su compromiso social y emprendimiento, podría contaros que soy una persona que busca siempre actuar como le gustaría que actuaran con ella, que cree que las cosas siempre pasan por algo y que de todo se aprende, pero la verdad, os querría contar que soy quien soy tras sufrir mi madre 5 ictus, que le paralizaron parte del cuerpo y le hizo tener una regresión a la infancia, convirtiéndose desde entonces en mi hermana pequeña o mejor dicho en mi hija.

Cristina Cortez, cuidadora profesional, nos cuenta a través de un video, su experiencia como cuidadora.

Desde la Asociación APROSU queremos presentar la candidatura de una SUPERCUIDADORA, Dña. Raquel Gutiérrez Mateos, profesional que lleva en la Asociación desde 2001; casi 20 años apoyando y sirviendo de “cimientos” en los proyectos de vida de las personas con discapacidad intelectual.

Jorge Agustí, una de las personas que más admiro, es un padre e hijo excepcional que cuida de sus hijas y de sus padres, ya mayores, con el máximo cariño.

Me llamo Gisela Aldana, soy una mujer de 59 años de edad con discapacidad físico-motora.

¡Enhorabuena, estáis embarazados de gemelas!

Una vez escuché a una compañera decir que la palabra cuidador no le gustaba, ella decía que esa definición era despectiva.

Antes de escribir sobre la profesión del cuidado de personas, quiero ser honesto y, con mucho pudor, porque no llegué al grado de sufrimiento, (creo), de las personas que cuido, soy una persona que padece, desde hace veintiocho años una enfermedad mental, o, dicho de otra manera, soy una persona con malestar psíquico. El nombre de ésta es el de buffers delirantes, a pesar de haber oído llamarla esquizofrenia afectiva, enfermedad bipolar, etc. Dicho esto, voy a intentar centrarme en lo que sentimos o siento siendo cuidador…

Mi nombre es Sharon López C, soy ecuatoriana, nací de buenos padres que me enseñaron cosas muy importantes en la vida, en primer lugar, el amor y el respeto a Dios, en segundo lugar el amor y el respeto a las personas y en especial a los mayores ya que un día seremos como ellos.

A mis 69 años, con fibromialgia y la compañía de Cloe, una bichón maltés de 2 años que duerme conmigo, el teléfono suena exclamando dos tonos perdidos diciendo así, que Josémari se ha despertado. Sé que me espera en su cama, paciente, sabiendo que necesito unos minutos para poner mi cuerpo en marcha antes de ir a levantarlo. Cierro levemente los ojos de nuevo suplicando cinco minutos más, hasta que pasado ese tiempo más otros instantes más, el teléfono vuelve a sonar.

¡Qué pesada está mi nieta! Últimamente está siempre preguntándome cosas, aunque reconozco que me gusta tenerla cerca.

Espero que te lleguen estas palabras, porque no quiero que te sientas culpable. He vivido muchos años y ya llega mi hora.

Hay dos caras, hay dos verdades, como el sol caliente que nos aporta vida, como la luna fría que nos sustenta, pero nadie dijo que era fácil.

Jamás pensé que me gustaría tanto dedicarme a esta profesión.

Había una vez una mujer de 38 años que llegó a un nuevo país, dejando toda una vida detrás, una carrera profesional, amigos, todo un pasado para comenzar de nuevo, en un lugar lleno de prejuicios, los cuales tuvo que ir bandeando para lograr subsistir con sus padres y su hijo de 4 años.

Sin percibir que esos pequeños despistes pudieran anticipar la mayor lección de mi vida, me vi como raptada en un proceso de maduración acelerado, que no ausente de dolor, me lleva a considerar lo frágil que significa estar viva.

Soy Montse Rodríguez, tengo 51 años y desde hace 4 soy cuidadora de mi mamá de 88 años con alzhéimer y de mi hermano recientemente fallecido hace justo hoy un mes con 53 años.

Soy enfermera en un hospital de la Comunidad de Madrid. Llevo 12 años trabajando en este hospital. Han pasado multitud de pacientes por mis manos, multitud de historias, multitud de situaciones… Han pasado años desde que aquel paciente cambiase mi manera de ver la vida, y aun así sigo teniéndole presente como si fuera ayer cuando entró por primera vez en aquella Unidad de Cuidados Intensivos Respiratorios

Me presento, mi nombre es Paco, soy el esposo de Amalia, y debido a su enfermedad, desde hace 7 años, también soy su cuidador, su boca, sus ojos, sus pies, sus manos y… puede decirse que somos como una misma persona.

Pepa, pepita. Así se llamaba mi abuela, única e irrepetible. Tenía 5 hijas, pero ninguna tenía ni tendrá su gracia, su amabilidad, su estilo, belleza, generosidad y un sin fin de cosas más...

Hace ya algunos años, mi querido abuelo Vicente decidió intervenirse de hallux valgus. Contactamos con la traumatóloga y la operación se llevó a cabo sin incidencias. El día del alta iba a ser un día glorioso. Mi abuela materna lo tenía todo listo para su llegada. Me fui decidida a recogerlo al hospital Can Misses. A mi llegada, la sorpresa fue traumática. Su compañero de habitación me comunicó que mi abuelo de forma repentina, cayó al suelo y cesó de respirar.

“No hay nada más grande que amar y ser correspondido”. No es solo parte de una banda sonora, ya era mi razón de ser desde que emprendí esta aventura.

La primera vez que entré en contacto con M.C. asumimos una misión, y es que en todo el trayecto de vida que nos quedaba juntas trazaríamos un camino para devolvernos a casa.

Hace dos años salí de mi país Ecuador con sueños con metas con ideas claras, que lo que anhelaba en mi vida y una de ellas era hacer lo que me había apasionado desde pequeña y que he podido realizar al servir a los demás.

"No rompas el silencio si no es para mejorarlo”. Ludwig van Beethoven

El silencio de los principales agentes del sector de la dependencia ha sido casi tan duro como la soledad.   Algunos periodistas entraron a degüello metiendo en un pack a todos los profesionales y etiquetándonos como los malos de la película de terror que estábamos viviendo.

Hace unos años, siendo enfermero de una Unidad de Cuidados Intensivos de Adultos, conocí una señora que contaba con 90 años y que allí estaba, después de caer de una tercera planta (unos 10 metros de altura). Sufrió múltiples fracturas, la más grave la del esternón con una contusión miocárdica.

Podría escribir sobre muchas personas que me he encontrado en las muchas casas a las que he ido.