Durante gran parte de mi vida, tengo 63 años, he cuidado a mi mamá hasta sus casi 100 años de vida, menos 13 días.
Ella respondía a eses dicho popular “mujer enferma, mujer eterna”.
Desde que recuerdo, en Rosario, Argentina, donde nací, mi mamá tuvo muchos problemas de salud. Me hice cargo de su cuidado a partir de los once años. Mi papá trabajaba muchas horas y mi hermano, no se dedicaba a estas tareas, por lo que me dedicaba yo a ello. Mi madre era muy sensible y le daban ”ataques de hígado” que se se llamaban así, por ese entonces. Se ponía muy mal y yo corría al médico, el cual me decía que era otro ”ataque de hígado”. Se curaba con reposo, calditos que le hacía y patata hervida con calabaza y zanahoria pisada, un poquito de sal y aceite.
Con los años mi hermano se vino a vivir a España. Esto provocó que mi mamá sufriera mucho y tomaba lexatin. Un día íbamos a salir, había tomado más de uno, se cayó y partió el maxilar. La operaron y tuvo un infarto. Así que hubo que cuidarla mucho, dándole la alimentación por una pajita, ya que tenía las mandíbulas cosidas para que soldaran los huesos y las plaquitas de platino que le pusieron. Se mejoró, poco a poco y al año siguiente, mi papá tuvo un infarto y lo ingresaron en la UCI en un sanatorio de Rosario, mi mamá tuvo a la vez una hemorragia digestiva, por lo que la ingresaron en la UVI del mismo sanatorio.
A los dos meses y medio mi papá falleció, porque ese infarto enmascaraba un cáncer de páncreas. Mi mamá con mucha paciencia por su parte y cuidados por la mía, mejoró muy lentamente.
A los tres años mi hermano, que vivía en Valladolid quiso que viniéramos a vivir a España, lo hicimos, ya que mi mamá volvió a tener problemas, en este caso respiratorios. Vinimos y ella repitió nueve neumonías en un periodo de pocos años. Ella y yo vinimos a vivir a Oviedo, porque le compré a mi hermano, una academia de inglés, para desempeñar mi trabajo. En uno de los viajes a Valladolid para visitar a la familia, tuvo otra neumonía y le hicieron una broncocopia para limpiar los bronquios, padecía bronquiectasias, y le limpiaron esos bronquios, mejorando su salud.
Siempre le administraba la medicación y vigilaba la alimentación, para que se recuperara. A los 5 años más o menos con mucho control en Oviedo por parte del hospital y su médica de cabecera se rompió la cadera en una caída. Fue operada y tuvo muchas complicaciones por coger un virus de quirófano, tuvo de todo, casi tres meses ingresada y ya había perdido el hábito de caminar, tuve que crearle un ambiente, en casa con ayuda de aparatos de rehabilitación y sesiones de la misma, tuve que aprender a movilizarla, ponerle pañales, y se le presentó un cuadro de problemas de circulación.
Se le lastimaban las piernas porque tuvo una obstrucción en una arteria de la pierna. Tuve que aprender a curarle las heridas, ya que las enfermeras me enseñaron, por si ocurría algo en los días que ellas no podían venir. Cuando todo esto pasó, y tenía 92 años tuvo un cáncer de boca, por lo que la operaron, y se le repitió hasta los 97 años que tuvo la última operación. Salió sondada y había que darle de comer por la nariz, con unas jeringas.
Todo esto fue formando mi experiencia y carácter. Aprendí a tener paciencia y a ayudar a otros enfermos que estaban hospitalizados cuando lo estaba mi mamá. Continué cuidándola con mucho cariño y paciencia de sus dolencias hasta que falleció un 18 de enero de 2015. El día 1 de febrero hubiera cumplido los 100 años. A partir de su falta y con el tiempo estuve cuidando niños, que son mi debilidad y personas mayores dependientes, una de ellas con Alzheimer, y actualmente otra señora con parkinson que tuvo una caída que la obliga a estar en cama. Le cambio el pañal, le pongo la inyección de clexane y parches para el dolor. Le hago movilización de las extremidades, y todo lo que necesita para que se sienta lo más confortable posible.
Esto sucintamente resume mis años dedicados al cuidado de personas dependientes, tanto niños como señoras con problemas de salud .