Desde el momento en que aparece en tu vida un ser al que posteriormente le evaluarán su dependencia, te la va cambiando imperceptiblemente.
Para él forma parte inconsciente de un proceso natural, en que te va llevando consigo debido a su fuerza interior, a su sufrimiento continuo, a su vacío interior, a su angustia y a su rabia contenida o que explota sin control durante horas al día sin motivo aparente o causa externa.
Ni todo el amor, ni todo el cariño que le des sirven de ayuda en sus momentos de crisis. Muy rara vez ha permitido que yo esté a su lado en sus crisis para ayudarle suavemente a aliviar su dolor, solo acepta sentarte para sentirte próximo a él, dejarle que se desahogue todo lo que necesite y, al llegar la calma retomar el pulso a la vida con tu ayuda.
Sus necesidades, que en cada momento son vitales y urgentes para ellos, te obligan, te comprometen, te llevan, te arrastran. Ahora es este ser dependiente quien "organiza y manda" en el hogar, debido a sus necesidades, en ti e indirectamente en el resto de la familia.
No te das cuenta que te ha ido desordenando tu vida en todos los órdenes, solo puede ser así, en función de sus necesidades, que (ya sean interesadas o no) y que tú sólo puedes disponer para ti de pequeños momentos en los que el este ocupado en algo que, muy difícilmente durara más de 5 minutos.
Hay varias actividades en las que puedes disfrutar con él, si logras ir recuperándote durante el mismo día y preferiblemente, para su alegría, si eres tú la que organiza la actividad, porque ellos, sin darse cuenta te llevan indefectiblemente al caos y a la frustración, así lo reconocen ellos cuando finalizan sus juegos.
Con ellos se trata de mantenerse firme y serena, no dándole excesiva importancia al dolor propio, para continuar una vida común, allanando el camino de su dependencia, intentando que predominen los momentos bonitos.