Un día frío de octubre fue el nacimiento del cuarto nieto y un día de junio con calor y viento caliente llegó el día del nacimiento del tercer nieto, del segundo nieto también en el mes de octubre con viento húmedo y el primer nieto llegó con las aguas mil del mes de abril.

 

Ni que decir tiene que el abuelo de todos estos nietos es el padre de su padre y el padre de su madre, hablo así por su primer hijo y por su tercera hija, ya que soy la primera hija y la segunda de sus descendientes, un hijo y dos hijas.

Ahora el abuelo, mi padre tiene ya una edad avanzada de 80 años y todavía se mantiene ágil pero con déficits de vista, oído y habla, ya un poco reducidos por el uso durante su vida. Sí camina balanceándose un poco y con un paso estable llega a su destino, conduce con cuidado para seguir viviendo y saborear los amaneceres y atardeceres de lo que puede ser su último verano, otoño o invierno.

 

Siempre mira al cielo azul con sus ojos claros entornados para poder decir que sigue viviendo su vida, unos años muy duros con mucha penuria, una pena del que ve que tiene que empaquetar su ropa, sus objetos personales para ir a vivir un verano con sus dos primeros nietos en la provincia del oeste de Andalucía. Ya le tienen preparada su habitación, que les ha servido como estudio durante el año escolar y ahora en las vacaciones le pueden dedicar todo el tiempo de sus vidas de adolescentes para compartir los juegos de futbol y de baloncesto, fruto del ahorro de su abuelo quien les pagó como regalos los cursos en las academias y en las escuelas de verano del deporte.

 

Han conseguido devolverle con todo su amor, cariño, esmero y atención, el esfuerzo que su abuelo hizo para ayudarles a que estuvieran federados en el deporte baloncesto, y poder así construir la casa de sus sueños y hacer de sus sueños una realidad. Gozar si Dios quiere del placer que tiene el vivir una vida resuelta sin tener que acumular ni transportar más posesiones que su propia persona, un coche azul y unas mudas para el mes de agosto.

 

Ya queda en el recuerdo de la memoria esos días en las que metía en unas cajas de cartón de los supermercados su ropa ya usada para que le sirviera para afrontar el nuevo, crudo y frío invierno por venir, atrás se olvida ya de sus días en el que se veía que podía haber sufrido Síndrome de Diogénes por apilar cajas que ya gracias al reciclaje de ropa llevado a cabo por las tiendas de ropa H&M se ha ido olvidando de sus ropas ya muy usadas y se ha comprado mucha ropa nueva.

 

Te dedico este texto a ti, padre y a tus nietos para que disfrutes de un buen verano, del día con el sol radiante y brillante, del cielo azul, de las nubes, el viento, el agua y de la comida…Con toda mi dedicación, mi amor, piedad y humildad a MI PADRE. Reciba un buen día y un saludo cordial de tu hija que siempre te echará de menos donde quiera que estés