Mi madre. Mi mitad

 

Es muy típico decir que nuestras madres son las mejores madres del mundo.

Mi madre es todo para mí. Sus manos, sus pies, son los míos y yo le ayudo con las nuevas tecnologías, que no son lo suyo. Es tan especial, ha dedicado, dedica y dedicará su vida a los demás antes que a ella. Por eso puedo decir que, quien la conoce, ya no la puede olvidar. Es una persona que deja huella, huella de verdad. Por mis hermanos, por mi familia y por mí, ha hecho lo que no está escrito.

 

Digo esto, ya que mi madre en los últimos años, además de cuidarme, ha tenido que cuidar de su madre de 105 años junto con sus hermanas. Mi abuela desde hace 5 años va en silla de ruedas. Mi madre es una mujer muy fuerte, ya que a lo largo de su vida ha tenido que superar algún obstáculo que otro, eso le ha hecho más fuerte y no ha tirado la toalla.

 

Cuando yo nací, hace ya más de 40 años, en Valencia no había ninguna Asociación de Parálisis Cerebral, diversidad funcional que tengo desde que nací. Mis padres, junto a otros padres, crearon la Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral. Aún recuerdo como mi madre hizo algunas cortinas para el colegio de Educación Especial.

 

Va a hacer 14 años que falleció mi padre, mi otro gran cuidador. Su pérdida fue un gran golpe para toda mi familia, pero en especial para mi madre y para mí. Gracias al carácter alegre de mi madre y a la complicidad de mi padre, tenemos muy buena relación con toda la familia y amigos. Tenemos un pequeño apartamento en Cullera. En ese apartamento hemos realizado comidas tanto con mi familia como con amigos. Mi madre ha hecho paellas para 30 personas, y lo hacía porque sabía que yo era feliz teniendo a nuestros amigos en nuestra casa. Se ha atrevido a realizar viajes, con el apoyo de mis tías y amigos, de los cuales hemos hechos amistades nuevas.

 

Deseo que vivamos muchos años juntas para compartir nuevas aventuras.