Mi nombre es Manuel, tengo 80 años, soy el esposo y cuidador de María Torrescusa, ella tiene 75 años,

los dos somos de Oliva de la Frontera (Badajoz), es nuestro pueblo. María y yo éramos vecinos, y con el paso de los años fuimos novios…y hasta la fecha, marido y mujer.

 

En el noviazgo, durante años, estuve destinado como Guardia Civil en Corbera (Valencia), nos escribíamos cartas y esperábamos los días en los que a mí me daban permiso y podía volver al pueblo a verla. En el año 1966, ya había regresado a Oliva, destinado y fue entonces cuando nos casamos, allí mismo, en la Parroquia de San Marcos, ¡qué buenos recuerdos tengo de esa época!, hasta 1968 estuve trabajando en un puesto fronterizo, pero en ese mismo año desaparecieron y nos trasladamos a otro pueblo de la provincia, Helechosa de los Montes, en esta época nació nuestra primera hija, Maribel, aún nos quedaba otro destino: Burguillos del Cerro, aquí vivimos durante casi veinte años.

 

Durante todo este tiempo, María había trabajado en casa, le encantaba hacer labores, tejer, pintar… ¡no paraba de hacer cosas!, siempre ha sido muy inquieta y trabajadora.

En el año 1989, yo me fui a la reserva, y María montó una floristería en Oliva, era la primera que se instaló en el pueblo, mi mujer era una mujer emprendedora como dicen ahora, y los dos nos dedicamos a ella, con mucha ilusión, ella no paraba de trabajar, se le daba muy bien. Pero justo antes de jubilarse, en el año 2008, empezó a tener depresión y tuvimos que ir al Psiquiatra, estaba “desazonada”, se le olvidaban las cosas, algo “raro” le estaba pasando…

 

En 2010, le diagnosticaron demencia. Desde entonces, he pasado por etapas en las que he tenido que enfrentarme a su inquietud y a ese “no parar”, constantemente quería irse de casa…y sus alteraciones conductuales han sido una de las situaciones más difíciles por las que he pasado en todo este tiempo. Ahora ella está bastante más tranquila, tengo que seguir dedicándole las 24 horas del día y alguna más si la hubiera.

Durante todo este tiempo, ha habido mucha gente que me ha dicho que no saben cómo puedo llevar con tanto cariño y dedicación esta situación, que otros en mi lugar se hubieran derrumbado,  pero yo, no concibo otra manera de hacer las cosas, es lo que quiero hacer, es lo que siento, y “no me sale” hacerlo de otra manera, ¿qué voy a hacer? no encuentro otra respuesta que no sea la que llevo a cabo día a día.

 

Hace 5 años que María asiste al centro de día de atención especializada “Nuestra Señora de Guadalupe” gestionado por AFAEX en Badajoz, aunque inicialmente me costara tomar la decisión, es el mejor recurso que podíamos tener a nuestro alcance, ya que a la vez que ella está atendida, yo puedo dedicar ese tiempo al resto de tareas que tengo que hacer.

Con la ayuda de mis hijos, que están siempre conmigo, puedo afrontar la enfermedad de mi mujer, aunque yo me empeñe en que no la necesito también tengo problemas de salud, y aunque estoy bastante recuperado de ellos, su apoyo y compañía son muy importantes para poder seguir dedicándome a lo que mejor sé hacer: “cuidar a mi mujer”.