Dicen que los comienzos nunca son fáciles. Y qué razón, porque antes de ser profesional era estudiante,

una estudiante que no quería quedarse parada entre los libros. Quería vivir lo aprendido. Y así fue, como hace 5 años, empecé a realizar diferentes voluntariados con los que hoy en día sigo.

 

El hombre que podéis ver en la  imagen se llama Pascual. Es un héroe. O por lo menos para mí lo es. Seguramente se reirá cuando le lea en voz alta lo que he escrito por él. Me dirá que estoy exagerando, pero en el fondo, él sabe que lo es. Él sabe que es un ejemplo a seguir. Él corre más rápido que yo, sentado pero bastante más rápido que yo. Tiene una inteligencia envidiable, parece ser que todos los días se levanta con la bombilla encendida. Y yo, desde luego, muchas veces la tengo apagada. Y lo más importante, es un luchador nato. Porque él sabe que la vida no es fácil, seguramente lo sabe mejor que yo, pero siempre persigue sus sueños.

 

Se dedica a ayudar a otras personas que están en una situación parecida a la de él, acompaña a la gente a tomar un café, escucha con atención lo que cada uno necesita, intenta fortalecer su autoestima mediante su humor, etc. Él lo hace de corazón. Y es ahí a donde voy, que todos nosotros debemos hacer este tipo de acciones por vocación.

 

Él se siente más cómodo hablando que escribiendo. Solo con escuchar mi voz, él me dice si estoy feliz o triste. “Sara, noto que hoy estás triste…” o “Sara, ¡hoy estás que te comes el mundo!” son algunos comentarios que me hace. Y siempre acierta. “¡Para arriba amiga!” son tres palabras simples pero con gran significado que él utiliza. Dice para arriba, porque sabe perfectamente que la vida consiste en eso, en pisar fuerte y seguir hacia adelante. Y por otra parte, la palabra “amiga” significa que un voluntariado ha terminado por convertirnos en grandes amigo/as.

 

La gente me pregunta el por qué de mis voluntariados, me hacen comentarios como “hoy en día trabajas, ¿por qué sigues en ello?; y yo les contesto que no han vivido lo que yo he vivido. Realmente no saben lo que puede llegar a aportar una acción de este tipo. Yo soy feliz participando en ello, tengo la ilusión en llamas como digo yo. Y si hay ilusión, no hace falta nada más.