Todo comenzó en el año 2010, el día en el que Ángela, mi madre, llevo un repollo para debajo de su cama, ese  fue el momento donde nuestras vidas cambiaron para siempre.

Jamás pensé que algo tan simple podría desembocar en una demencia degenerativa mixta diagnosticada por la neuróloga a la que decidí llevarla. Mi madre era una persona responsable, activa, trabajadora y muy luchadora ya que sufrió malos tratos por parte de mi padre, siempre fui lo más importante para ella costara lo que costara me mantuvo a salvo y siempre me cuidó. Pensé que iba a contar con su apoyo el resto de mi vida pero de repente todo esto cambió, ahora era yo la que tendría que cuidarla y mantenerla a salvo.

 

Comenzó olvidándose de las cosas, solamente me reconoce a mi pero no al resto de la familia, tiene problemas para recordar palabras, utiliza muchísimas veces un lenguaje inapropiado (nos insulta y se pone agresiva), dificultad en el reconocimiento de objetos, dificultad en la marcha lo que conlleva un riesgo muy alto de sufrir caídas y por supuesto una gran depresión que implica unos altibajos en su estado emocional enormes.

Sufrió varias caídas por las cuales tiene una prótesis de cadera y otra en un codo. Hay que deambular con ella y eso cuesta muchísimo ya que su único afán es estar durmiendo todo el día en el sofá.

Para mí todo esto  fue un gran golpe ya que me empecé a dar cuenta de que poco a poco mi madre se estaba empezando a ir y no estaba preparada para ello, me pase muchísimo tiempo llorando sin saber muy bien lo que hacer. El entorno en casa también sufrió muchísimo ya que al resto de la familia les costó entender esta enfermedad y a día de hoy aun les cuesta.

Nuestro día a día cambio por completo, de repente se volvió una persona totalmente dependiente, asique tuve que ponerle pañal debido a la incontinencia, ducharla, vestirla y demás actividades básicas de la vida diaria. Por ahora come sola pero lo hace muy lentamente.

 

Por todo esto comencé con una depresión ya que la situación era completamente insostenible para mí.

 

Siempre pensé que nadie la podría cuidar como su hija, pero un día sobrepasada por la situación decidí pedir ayuda a la asistenta social del ayuntamiento cuya solución era mandarla a un centro de día. No fui capaz de hacerlo ya que no me parecía la mejor idea. Por casualidad hablando con unos amigos me dijeron del centro de AFAL, fui allí y comprobé que ese era el sitio adecuado para mi madre ya que tienen personal especializado en alzheimer.

Siempre estaré eternamente agradecida al apoyo de la psicóloga que si no fuera por ella esta situación sería muchísimo más difícil de llevar y al resto de las trabajadores que hacen que mi madre pierda la menos autonomía posible día a día. 

Desde ese momento hubo un rayo de luz en todo esto,  la neuróloga de afal le normalizó el tratamiento y esto ayudó a que esté un poco más activa y tenga más momentos de lucidez.

 

En marzo de 2017 la diagnostican de Cáncer de Colón, el anestesista dado su diagnostico de alzheimer me aconsejaba no operarla dado que la anestesia podría afectar al cerebro y con ello a las capacidades cognitivas. No podía permitir dejarla morir y por ello decidí operarla, con la suerte de que no hubo ningún tipo de complicación y ella está igual.

 

Desde hace algún tiempo tengo una auxiliar de ayuda a domicilio en casa que ayuda a Ángela en las actividades básicas de la vida diaria intentando mantenerla lo más autónoma posible ya que realmente le hace mucho más caso a ella que a nadie de la familia. Para nosotras, bueno realmente para mí, nos hace la vida un poquito más fácil ya que por desgracia mi madre no se acuerda de las cosas que hace en el día a día.

Mi único deseo es que tenga la mejor calidad de vida y para ello hare siempre lo que esté en mi mano para lograrlo ya que es mi madre y la amo.