Hola, me llamó Maria Helena y mi hijo Alex tartamudea desde los 7 años.

La tartamudez ha hecho parte de mi entorno desde siempre: mi padre tartamudeaba, mi tío también, mi hermana y algún primo también y luego incluso mi novio (con quien me casaría años más tarde) tartamudeaba. Siempre he tenido la fortuna de tener personas que tardaban un poco más en decir lo que querían decir y eso nunca me importó. No obstante, cuando tienes hijos, y la tartamudez les acompaña, las preocupaciones son otras. Ves en ellos fragilidad, pánico, miedo a afrontar su condición. Sentimos miedo por ellos. Vemos reflejados nuestros miedos en ellos. Pero nos olvidamos de que su historia no es la que nos hemos hecho en la cabeza, la que ha vivido su padre o la que han vivido otros, su historia es distinta, es SU HISTORIA. Ellos cuentan con una fuerza y empuje propio,  con una naturaleza guerrera, con una condición de SUPERHÉROES, porque son seres ÚNICOS e IRREPETIBLES.

Como madre/padre pasas por varias fases: desde esos primeros temores a ponerle nombre y apellido a esos “saltitos” de tu hijo y ese sentimiento de culpabilidad,  hasta empezar esa búsqueda del profesional más idóneo para tratar a tu pequeño. En ese camino descubrir a la Fundación Española de la Tartamudez ha sido vital.  Gracias a ellos, la tartamudez se lleva mejor, compartir experiencias con otros padres y miembros en situaciones similares a la nuestra, ayuda a aceptar, normalizar y VIVIR.

 

Como olvidar el día que el profesional logopeda te dice que tu hijo tiene tartamudez y no puede prometerte la cura, pues no existe; pero sí que intentará mejorar su calidad de vida. Se te nubla la cabeza, no quieres hablar, no quieres pensar, solo quieres que la tartamudez se vaya tal y como ha llegado, así, como por arte de magia. Pero pasa el tiempo y descubres que la tartamudez ha llegado para quedarse y debes hacerle un espacio más en la mesa, prepararle una habitación en tu casa y un espacio en tu coche. Sí, ha llegado para quedarse y es en este mismo instante en el que todos en casa empezamos a aceptarla, a quererla.

 

Luego vino un reto más, ¿cómo conseguir que la escuela y los amigos también aceptaran la tartamudez? Esto ya era un poco más difícil. No podemos controlar las reacciones de los demás,  pero podemos hacer que los demás vean en nuestros hijos más allá de sus saltitos. Es nuestra misión como padres hacer respetar a nuestros hijos. Para empezar informando a los demás sobre lo que les pasa, simplemente tardan un poco más en decir las cosas, solo eso, necesitan un poco más de tiempo.  Instruirlos sobre cómo actuar ante los bloqueos o repeticiones: no terminar las frases, darles más tiempo, escucharles y mirarles con cariño.

 

Poco a poco, con mucha paciencia y amor, se consigue normalizar. Hay días buenos y días no tan buenos, pero de todos y cada uno de ellos se aprende.  Es maravilloso ver crecer a nuestro hijo, saber que es un guerrero, que lucha por ser aceptado con su peculiaridad en el lenguaje, pues él se siente orgulloso de cómo es, de quién es, de sus saltitos, que le hacen ser DIFERENTE, sí, pero también ÚNICO e IRREPETIBLE.

 

 

DIARIO A MI PEQUEÑO DRAGÓN

16/01/2016

Imagino que de esto está hecha la vida, de momentos dulces y momentos amargos.

Mi pequeño Dragón no entiende por qué se va quedando sin fuego en su garganta, se la nota seca y le cuesta arrancar.

Mi pequeño Dragón tiene miedo...

¿No sabe qué le pasa?
¿Por qué su garganta se ha quedado seca?

¿Dónde ha ido a parar su fuego?

Pero este Dragón tiene dos alas. Dos alas para volar y ver mundo... Para vivir y aprender. Este Dragón vuela y valora sus propios rumbos, seguro de si mismo, sin miedo, porque aunque le falta fuego en su garganta, lleva mucho fuego en su corazón.

Mamá del Dragón: "Dedicado a Alex, mi pequeño Dragón, y a todos aquellos Dragones que están fuera esperando alzar su vuelo...encontrar su voz".

 

29/1/2016

Como le digo a mi corazón

que no se encoja

si mis ojos te ven sufrir...

Me pregunto tantas cosas y no entiendo ¿por qué?

Tus ojos me dicen que eres fuerte,

Tus palabras rotas me dicen que eres valiente,

Tu corazón me dice que tu cariño es inmensamente grande

Y tu sonrisa que eres un niño feliz.

Sigues siendo mi niño de timido rostro

Y tus palabra se niegan a salir.

 ¿Qué he hecho mal? ¿Dónde fallé?

No puedo evita preguntármelo

Mi niño, tu empuje es mi motor, me fortalece,

Aunque en días como hoy mi corazón se achique

Y no encuentre consuelo ...

Y solo encuentre paz en tus brazos... en tus cálidos y largos abrazos

 

08/06/2016

Querido hijo Dragón

Han pasado ya algunos meses desde que juntos descubrimos que eras un  Dragón Especial…sí, un Dragón al que le faltaba fuego en su garganta.  ¿Un dragón distinto a los demás? Sí, un Dragón con un Don Especial. Descubrimos que el fuego se había instalado en tu pecho y por eso tu corazón era más grande de lo normal, más cálido, más humano. Definitivamente, eras un Dragón Especial.

Recuerdo muy bien aquella vez que me dijiste que algún día el fuego volvería a salir de tu boca. Yo te recordaba día a día que el fuego estaba dentro de ti, pero tú en todo este tiempo no has dejado de querer intentarlo. Hay días en los que en tu intento te ves fuerte como una roca; en otros en cambio te ves frágil como una rosa.  Cuando te veo sufrir, mi corazón sufre contigo en silencio... cuando te veo feliz, mi corazón ríe contigo también en silencio. Sabes que te queremos, sabes que tu peculiaridad nos ha hecho fuertes, nos ha enseñado a ver la vida con otros ojos, con los ojos del amor y el respeto.

En este tiempo has tenido la fortuna de convivir y de conocer a otros Dragones, que con lecciones de fuego, agua, tierra y aire, te han enseñado a ser tú mismo, a quererte como eres.  Porque quiero que sepas, que cada uno de ellos te quieren tal y como eres.

Mi pequeño Dragón, en cada intento que hagas, ahí estaremos. Eres nuestro pequeño Dragón Guerrero.