Marzo 17 del 2019, fue el inicio del año que jamás olvidare, hasta se podría decir que fue el año del Sr. COVID donde todos estuvimos implicados de igual manera, nadie fue más ni menos y sabe Dios cuantas historias de tragedia, incertidumbre habrá detrás de todo esto, al menos tengo la certeza que muestra vida es un estado constate de cambio.

Miguel Márquez ha dedicado la mayor parte de su vida al cuidado de las personas mayores. Descubrió su vocación a los 18 años, cuando decidió ser objetor de conciencia al servicio militar en una residencia de la tercera edad. A partir de entonces inició su formación como Auxiliar de Geriatría, Auxiliar de Clínica y, más tarde, Enfermería con la intención de dedicarse profesionalmente al servicio de nuestros mayores.

No quiero que las migrantes caminen a mi lado con una franela que diga “ayuda a domicilio” no quiero que me miren los que pasan y que crean que necesito de alguien. Mientras Josefina decía estas palabras – y las decía con frecuencia- ponía sus labios hacia abajo y cerraba los ojos, en una mueca indescifrable que parecía asco a veces y otras veces terror. Ella no era fácil, tenía formas agresivas de plantarse y de imponer su voluntad. Cuando pasaba limpiando las mesas, ella caminaba detrás mío y pasaba su dedo inspeccionándolo todo, si se asomaba el polvo, me gritaba: ¡Cuánta prisa tienes mujer! … ¡seguramente tendrás cosas más importantes que hacer que limpiar donde yo digo!- Era alta, voluptuosa, blanca, cabello negro y labios leves, suaves, delicados. La vi muchas veces en sus fotos de esa época, mientras las limpiaba consagradamente los martes y los viernes.

Dedicarte al cuidado de personas dependientes significa un bajísimo reconocimiento social y económico a la par que un reconocimiento altísimo de tu entorno social más cercano donde te repiten una y otra vez que eso no lo podrían hacer ellos. Pista: es vocacional.

Esta es la relación que mantengo contigo, hijo mío, desde que empezamos a notar que algo no iba bien. Al principio buscamos profesionales que nos guiaran y lo único que conseguimos fue que nos confundiésemos más.

Toda mi vida he estado dedicada al comercio. Cuando llegaron los tiempos difíciles tuve que cerrar mis tiendas. Me dije... y ahora que voy a hacer????

Soy Karin Yancen coordinadora de Orue Auzolana Fundazioa y quisiera presentar la candidatura de Silvia Etxeberria a los Premios SUPERCUIDADORES 2022, considero que Silvia es una excelente profesional y muy comprometida con la atención a las personas con dependencia y su familiar cuidador.

 —¿Dónde están todos y todas? —Preguntaba con pesadumbre Juana al ver que esa tarde del 15 de marzo de 2020 nadie acudió a visitarla.

Supongo que esta fue una pregunta generalizada de muchas personas mayores aquel día. Donde en su día a día el único aliciente son las visitas de algunos familiares.

Hablar del Buen Morir puede parecer una contradicción, quizás os preguntareis ¿Se puede morir "bien"? ¿Cómo es esto posible?

Soy una cuidadora y amo los qué hago.

Todo empezó cuando Mariela tenía 16 meses. De repente, un día llegó de la guardería llorando sin parar. Seguidamente, dejó de hablar para aferrarse a coger un juguete y lanzarlo. Además, pronto dejó de utilizar las manos, ya no cogía sus cuentos favoritos y empezó a sufrir crisis por las noches.

Ostento uno de los titulo más importantes del mundo, que no es otro que ser papá de Martina, una princesa con el pelo ensortijado que me tiene el sentido quitado. Pero además este título viene con un master en dedicación exclusiva porque Martina padece una enfermedad rara llamada Síndrome de Rett.

El miedo, el miedo a la soledad, el miedo a la incertidumbre, el miedo a las mentiras, los miedos que consuelan.

El miedo inundó nuestras vidas desde aquella tarde, desde aquella llamada pidiendo adelantar una cita que no esperábamos, desde aquella primera vez que escuche “su hija tiene Síndrome de Rett” en voz alta, puesto que el miedo ya me lo había susurrado varias veces a mi interior.

Todos tenemos pasiones a las que dedicamos nuestra vida y que nos inspiran para crecer, dedicándoles tiempo y esfuerzo de forma vocacional. En mi caso no ha sido solo una, sino que, por fortuna, he podido disfrutar de diversas facetas vitales que han hecho mi vida mucho más completa.

Me crie en un barrio humilde de Vallecas, siempre mi vida ha sido muy intensa, siempre me han gustado los deportes y bailar en las discotecas de la capital hasta el amanecer, hasta que, a mis veintidós años, la vida me regalo una muñeca de porcelana. De la noche a la mañana tuve que cambiar el balón por dar un biberón, dejé de ir a la discoteca por irme al hospital para cuidar a mi muñeca y yo sin saber cómo cuidar a mi muñeca de porcelana.

Querida Carmen:

Quien te iba a decir a ti que la pandemia te iba a causar tanto sufrimiento. Recuerdo perfectamente el primer día que fui a tu casa, solamente iba a ir para hacer una sustitución de un mes, pero desde el primer momento al mirarnos a los ojos supimos que nuestras vidas quedarían unidas por y para siempre.

Llegamos a este mundo desnudos, frágiles, indefensos, dependientes, con la necesidad de ser protegidos, cuidados, pero sobre todo amados. Pasamos por diferentes etapas en nuestra vida: niñez, adolescencia, adultez, vejez y fallecimiento.  Al envejecer volvemos a ser niños y poco a poco perdemos nuestras facultades, pero siempre con la sensibilidad a flor de piel necesitados de todo el amor posible.

Sali de mi país a los 54 años con una maleta llena de experiencias, recuerdos, vivencias, y los ojos tristes y muy negros de mi perro Lauro y otra maleta llena de miedos, temores, pero con muchas ganas de vivir.

Querida Hija: El escribir esta carta, me obliga a recordar situaciones, momentos y sentimientos difíciles. Encuentro dentro de mí un maremágnum de emociones, que no me resulta fácil poder expresar.

Mi vida estuvo marcada por cambios y aprendizajes constantes. Si bien muchas cosas se nos escapan de las manos, otras suceden de tal forma que solo hay que aceptarlas, sin más remedio.

Todos los que lo sufrimos sabemos lo que es, el Alzhéimer. Sabemos que no solo es que una persona se olvide de quién eres o de quién es ella, sino que, sabemos que pueden vivir episodios de agresividad, de agobio, y vemos como se apagan lentamente.

Muchas veces cuando te preguntan por cómo es tu vida de cuidadora la gente se sorprende de todo lo que supone. Tener un hijo con discapacidad te cambia la vida y ya depende del grado requiere más o menos cuidados.

Todos en alguna época de la vida hemos tenido la experiencia de estar enfermos, de sentirnos débiles y dependientes de otros. Servir a los enfermos y adultos mayores, es una experiencia enriquecedora, pues, aunque humanamente la persona se puede llegar a sentir cansada, a la vez se siente muy gratificante el ser cuidador, pues sencillamente es una vocación.

Tomo tú mano a continuación surge una mirada, luego una sonrisa y espero que confíes en mí con el paso de los días. Tomo tu mano y hablamos de mil cosas, tú me cuentas tú pasado y yo te cuento mi presente, tu experiencia me acompaña en cada acto de mi vida.

El COVID-19 derrumbó mis planes de abrir una residencia geriátrica. Me sentí devastada porque justo en el 2020 terminé mi segunda carrera (Licenciado en Gerencia de Servicios de Salud) y estaba lista para trabajar atendiendo adultos mayores. Durante los 4 años de carrera acumulé un arsenal de conocimiento e información que quería poner en práctica, me sentí frustrada porque quería mejorar la atención de personas con demencia, especialmente porque mi madre tiene diagnóstico de demencia frontotemporal desde el 2013. Mi madre fue y sigue siendo mi motivación, la razón de mi inicio como cuidadora.

Mi historia como cuidadora profesional comienza el año 2010, cuando empecé a hacer el curso de atención sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales; ya había trabajado en ayuda a domicilio y era una oportunidad más de trabajo, ya que por entonces el trabajo escaseaba.

Mi trabajo como cuidadora formal, se ha destacado por demostrar el gran amor que tengo en el corazón; cada día me esmero por el interés del bienestar del paciente y la responsabilidad que implica el hecho de tener una vida vulnerable a mi cargo.

Estuve cuidando al matrimonio compuesto por Julián y Mercedes durante 5 años en total, hasta el fallecimiento de ambos.

Os voy a contar una historia sincera y real, aquí y ahora. Una historia que me inspiró y me reafirmó lo que la sociedad me había ido quitando a lo largo de mis no tantos años (tengo 25): la importancia del equipo gerocultor.

Año 2002, el tiempo es impredecible e inexorable, mi padre había ido al campo, su lugar natal y sitio donde aún vivía aquella con historia de mujer sometida, madre gentil, buena, creyente, a la que vieron muchas veces en el caminito al pueblo cargada de papas, quesos, a vender lo que ella cosechaba y con sus manos hacía, pero el tiempo se llevó su juventud, salud, y fuerzas, mi padre la trajo enferma, desvalida, delicada y sin ganas de seguir.

Anabella y Fidel

Enfermería es una profesión que requiere de ciertos valores específicos como vocación, empatía, generosidad, caridad, humanismo, responsabilidad y dedicación que deben ser parte de un profesional de enfermería de manera holística.

Joaquín y su esposa

Siempre he sido alguien corriente,

tan solo una persona más

que navega en el mar de gente

que forma la humanidad.

Beatriz y su abuela

He tenido la gran suerte de que la persona que más tiempo compartió conmigo en la vida llegase a cumplir 100 años.

Como toda historia, esta comienza cuando tenía la tierna edad de 13 años, todo comenzó cuando yo dormía y en mitad de la noche irrumpió el evento que hizo que perdiera mi inocencia y me mostrase cual sería el cometido que me esperaría a partir de ese momento.

Hola mamá, te voy a contar una historia que igual, en algún momento reconoces.

Hola soy Tere presidenta de la Asociación Española Síndrome de Mowat Wilson (AESMOWI), y madre de Jon Ander de casi 23 años afectado por dicho síndrome.

Por fin me he decidido a contar mi historia como cuidadora de madre con Alzheimer. Confío en no aburriros. Es la primera vez que escribo "mis emociones y sentimientos" desde entonces y considero que será una buena terapia, gane o no el concurso. Os prometo que este relato está hecho con el corazón, más allá de la riqueza y corrección lingüística.

Leonor, así es como se llama la protagonista de mi historia: una mujer de mediana edad, de pelo rubio, con rostro aterciopelado, sonrisa inmensa, mirada intrigante, voz tenue y acaramelada.

Como Trabajadora Social mi aspiración es seguir realizando labores sociales con las personas que más lo necesitan.

Presentación de Mariela Bejerano realizada por ASISTED

Se cerraron las puertas de los centros residenciales en un acto de protección hacia nuestros mayores, acompañado de un sentimiento de incertidumbre y desconciertoSin darnos cuenta entramos en una vorágine, digna de olvidar, o quizás no, porque hay que preguntarse qué pasó y hacia dónde nos dirigimos.   

Qué sentido tiene luchar por la vida cuando la has olvidado, cuando lloras y no sabes por qué, cuando sufres y no entiendes nada, cuando estás asustado por lo desconocido, cuando la vida se vuelve oscura y los espejos te muestran a desconocidos, cuando luchas por una vida sin consciencia de ello.

Mi historia como cuidadora comienza hace un poco más de dos años y ha sido la oportunidad de cumplir un sueño que ya daba por perdido.

Esta historia no es mía. Al menos, no solo.

Las circunstancias de la vida a veces te pasan por encima, y debes decidir si te quedas poniendo el pecho en esa situación o tomas distancia.

Todo transcurre como siempre, tu uniforme en su sitio, poder coger el ascensor, fichar… la vida de los residentes en orden, aseos, baños, ropas, salidas, familias que entran y salen, risas, cantos, reuniones, bingos, fiestas, cumpleaños...

Mi nombre es Mariola García de Albéniz, tengo 60 años y voy a dejarles mi testimonio:

“Hay profesor sin título y títulos sin profesor”. Una frase alentadora que me dijo el maestro jubilado, político y orador “Rafael Pineda Ponce 1930-2014” en una bonita conversación que sostuvimos mientras hacía su último intento fallido a la presidencia de Honduras.

En el año 2000, la editorial británica Imprint Academic publicaba una colección miscelánea de textos bajo el infausto y tétrico título de Dumbing Down.

Café, es nuestra jerga, ahora a cualquier tipo de cita le llamamos café, da igual si del mundo asociativo, sala de espera o ingreso.

En mi trabajo trato de cuidar de la misma manera en la que me gustaría ser cuidada, porque tod@s algún día seremos mayores o nos encontraremos en una situación de dependencia durante nuestra vida.

Ya hace 2 años que mi abuela falleció la cual yo llamaba desde niña "mamá teresa", ella fue una mujer valiente y luchadora, perdió a mi abuelo en paz descanse desde muy joven por accidente laboral y ella sola se tuvo que hacer cargo de sus hijos y salir adelante.

Me llamo Gisela Aldana, soy una mujer de 59 años de edad con discapacidad físico-motora.

Había una vez una niña que nació con sangre azul y no es porque fuera de la familia real, sino por una patología congénita en el corazón, aunque para mí es mi reina.

Mi Madre, mi Padre, mi tía Pili y mi cuñado Hassan, mis supercuidadores.

Los 78 años y los recuerdos de Esthela los lleva en dos fardos abultados. El primero con dolores en las caderas no le deja saltar como a los 15; y el segundo el de las reminiscencias la hace volver en sonrisas picaras.

Mi madre tenía 78 años, todos la llamábamos TETE, desde el momento que a veces me decía que yo no era su hija, empecé a sospechar que algo pasaba.

Yo trabajo como sociosanitaria en una residencia de ancianos, son 19 los residentes a mi cargo y a el de mis compañeras, intentamos hacerlo lo mejor que podemos, aunque a veces nos sacan de quicio.

Hoy escribo con el objetivo de inspirarlos, para que como voluntarios comprendan la importancia de nuestra labor, especialmente ahora en el medio de esta pandemia. Es en los tiempos de crisis que las personas se necesitan más las unas a las otras. Amabilidad, cordialidad, solidaridad y voluntariado deben marcar su presencia.

Este relato pretende demostrar como a través del trabajo interdisciplinario entre un cuidador y un Terapeuta Ocupacional se ha logrado llevar adelante una compleja tarea que comprendió, no solo las tareas de cuidado en las actividades cotidianas por parte de Jorge, sino también, diferentes actividades vinculadas a la rehabilitación y recuperación de funciones motora y cognitivas, psicológicas y emocionales.