Los/as cuidadores/as seamos profesionales o no lidiamos con un gran enemigo: Burnout.

No somos conscientes de su existencia hasta que poco a poco se va apoderando de nosotros/as. Es muy sigiloso, y apenas te das cuenta de cómo absorbe tu energía y te vuelve apático/a con respecto a la mayoría de los aspectos de tu vida.

 

Es un proceso provocado por un estrés crónico que hemos ido dejando tal vez por normalización o a lo que parece que “todo el mundo está acostumbrado”.

 

Pero… las personas más vulnerables o aspectos relevantes para sufrir sus consecuencias son:

  • Aquellas que se involucran mucho en su trabajo dándose de lleno con realidades muy complejas y muy difíciles de notar cambios.
  • Se preocupan por todos y velan para que no les suceda nada.
  • Relaciones marcadas por falta de compañerismo en el trabajo etc.
  • Desilusión en el trabajo.
  • Falta de energía generalizada.
  • La forma de comer y dormir está cambiando a peor.
  • Dolores físicos: cabeza, espalda…

 

El estilo de vida que se sigue está muy lejos de la tranquilidad o paz interior. También a veces las compañías o personas cercanas en vez de transmitirnos tranquilidad son tóxicas y no te apoyan en decisiones o propuestas novedosas o llenas de ilusión por tu parte. Pero debemos de pensar ¿Qué necesito para estar feliz? ¿Quiénes me apoyan? ¿Por qué no voy a poder hacerlo si soy muy válido/a? Se tiene la cabeza llena de pensamientos negativos retroalimentados por nuestro contexto y afirmados por nosotros/as mismos/as. Pero debemos de romper con esto.

 

¿Cómo? La única manera de vencer al Burnout es no parar de hacer actividades satisfactorias para nosotros/as, les guste o no a nuestros allegados (siempre y cuando sean saludables y no hagan daño a uno mismo ni a los demás). También es necesario hacer llegar nuestro descontento con todas las cosas que no nos gustan o nos hacen sentir mal. Delegar responsabilidades también es imprescindible. A veces nos cargamos con cargas emocionales, físicas, laborales, familiares etc innecesarias que no nos hacen avanzar. Debemos soltar y contar con el apoyo de las figuras que para nosotros/as son importantes y si por algún caso no tenemos ese apoyo, buscarlo en otros grupos o personas que nos hagan sentir bien y/o cómodos.

 

También debemos evaluarnos a nosotros mismos y limar comportamientos y/o conductas que no ayudan, por lo que es fundamental estar bien para poder estarlo con los demás. La incomprensión es algo a tener muy en cuenta en estos casos. La búsqueda de ayuda profesional puede solventarnos grandes dudas y problemas.

 

No es justo quemarnos por darlo todo, para solamente recibir negación, mensajes llenos de cinismo y falta de apoyo. Todos/as estaremos en contacto con el Burnout en algún momento de nuestra vida, es muy triste no hacer nada para ayudar y sofocar ese fuego que nos quema ya sea por egoísmo o por falta de empatía. Y no olvidar que el Burnout es uno de los que abre la puerta a otras patologías mucho más graves y agresivas así que ojo y cuidado.