Se cerraron las puertas de los centros residenciales en un acto de protección hacia nuestros mayores, acompañado de un sentimiento de incertidumbre y desconciertoSin darnos cuenta entramos en una vorágine, digna de olvidar, o quizás no, porque hay que preguntarse qué pasó y hacia dónde nos dirigimos.   

La emergencia sanitaria irrumpió sin darnos tiempo de reacción, su magnitud y dureza hizo balancear a la sociedad y puso en jaque al sistema sanitario. Los acontecimientos se superponían con tanta rapidez, que apenas dejaban margen de actuación, pero las fuerzas y energías se mantenían intactas para cuidar y proteger a nuestros mayores.  

¿Cómo lo vivimos? Es complicado definir en unas líneas, qué sentimientos te invaden en situaciones tan inusuales como las que vivimos. En aquel momento, era un ir y venir de nuevas acciones, nuevos protocolos, cambios constantes, momentos de angustia, de lucha, de sacar fuerzas, de dar cariño y protección…  

Imborrable fue la predisposición a ayudar de todos los compañeros, entidades, amigos, familiares y personas anónimas, los días en los que tenías que animar a alguien cansado sin poder abrazarlo y los que necesitabas que te animaran para poder continuar. No abrazar, no tocar y aprender a sonreír con la mirada, porque el afecto se puede dar y recibir a dos metros de distancia. 

 

Ahora, con el tiempo suficiente para asumir lo vivido, podemos decir que vimos nacer nuevos sentimientos, vivimos momentos de unión, esperanza, risas, acompañamiento…  

Todos éramos uno y uno éramos todos, juntos hicimos posible un día más. La sonrisa de nuestros mayores, el agradecimiento de las familias y la esperanza de que todo pasaría daba pie a encarar un día más con la fuerza y el orgullo de formar parte del equipo humano de La Vostra Llar. 

Medalla de Oro:  

Para nuestras personas mayores y, en especial, para las que comparten su vida en centros residenciales, que tuvieron que despedirse de compañeros y amigos.  

Medalla de Plata: 

Para las familias, que tuvieron una gran comprensión y una paciencia infinita ante una situación tan excepcional y, sobre todo, para aquellas que perdieron a sus seres queridos. 

Medalla de Bronce: 

Para todos los profesionales del sector asistencial que estuvieron en primera línea, nunca bajaron la guardia y siempre ofrecieron una palabra, una mirada, una sonrisa… Un gesto de cariño a nuestros mayores.   

“Bendita la crisis que nos hizo crecer” 

Esta crisis sanitaria nos ha dado pie a crecer como personas, a vivir el día a día, a sacar provecho del vértigo, tomar conciencia, crecer, equivocarnos y, pese a todo, continuar.