Anabella y Fidel

Enfermería es una profesión que requiere de ciertos valores específicos como vocación, empatía, generosidad, caridad, humanismo, responsabilidad y dedicación que deben ser parte de un profesional de enfermería de manera holística.

El mundo existente se está enfrentando a una de las mayores amenazas de los últimos años, la pandemia por Covid-19 ha afectado a todos los ámbitos de la vida; la enfermera en la actual lucha contra el nuevo coronavirus, ha logrado trascender las situaciones que se le presentan y los cuidados brindados, en mi experiencia como estudiante de enfermería y como “futura profesional de enfermería”.

Puedo decir que en el área que laboré el 2021 y 2022, fue cirugía pediátrica, cirugía de hombres y sala de operaciones, el colectivo de profesionales sanitarios, como elementos principales de la lucha contra esta enfermedad, llevó a cabo una labor fundamental.

Aunque se presentaron barreras que impidieron el contacto hacia el paciente, el hecho de portar el equipo de protección personal representó una carga difícil, el no poder extender el brazo sobre el hombro y no poder brindar una sonrisa y el no poder tener un mayor acercamiento. Más sin embargo, se utilizó otro tipo de lenguaje, para no perder la comunicación con los pacientes, a través de expresiones corporales y movimientos de las manos o los brazos.

Al igual aconteció una serie de eventos que ha afectado y sigue afectando a los enfermeros, teniendo que enfrentarse a su carga más negativa: la muerte, la soledad, el miedo, el peligro de contagio y el exceso de trabajo, resistir el día a día de la actividad asistencial en los hospitales.

A raíz de todo lo acontecido, con el paso de los días disminuyeron los contagios, las enfermeras hemos sabido estar ahí, siempre presentes, en primera línea, gracias a la capacidad de resiliencia, que ha permitido superar las adversidades, aprender de ellas y adquirir la fortaleza necesaria para continuar.

El brindar los cuidados a todos los pacientes ya sea niños, jóvenes y ancianos con vocación, amor y humanismo permitía hacer de ese paciente un día distinto ya que el mismo paciente percibe la vibra del cariño que se le proporciona.

 

Una de las experiencias que ha marcado mi profesión, es la convivencia y acercamiento a un paciente de la cirugía “C” de hombres del hospital Roosvelt del presente año, llamado Fidel, paciente que se encontraba con diagnóstico de fracturas pertrocantéreas e intertrocantericas y con antecedentes de hipertensión, con el paso de los meses se le detecto positivo en COVID-19.

Me correspondió vivir un escenario donde se enfrentaba el COVID-19, debiendo realizar acciones necesarias y eficaces para cumplir con el compromiso profesional y ético de cuidar. Se le proporcionó atención efectiva y cuidados directos, tales como ayuda para su alimentación, movilización, baño de esponja, limpieza y arreglo de su unidad, administración de medicamentos y sobre todo brindar apoyo emocional y educación al paciente. Para mí el brindar cuidados es un eje de amor y servicio al prójimo.

Con el tiempo que trascurría don Fidel en su dolor, angustia y preocupación se dirigió a mi persona con estas palabras; “seño Ana estando yo en este hospital, he podido observa como usted tiene ese gran corazón, servicio y dedicación en lo que hace, y la manera en la que me ha tratado, esos cuidados que brinda son únicos y sé que en esta vida usted llegara muy lejos, siga así sin importar a aquellos que la hagan sentir mal, usted usa ese carisma con todos sus pacientes.

Durante este tiempo a parte de brindar cuidados, me orienté en la realización de distintas actividades de recreación, como juegos de memorias, dibujo y pintura entre otros, con el objetivo de que en sus períodos de miedo, angustia y preocupación, pasara un momento agradable y de distracción, porque sé que el estar postrado en cama sin movilidad es una situación difícil.

El motor de servir, es una actividad que requiere una buena actitud y valores humanos, lo que se ha hecho más vivencial en este periodo en la que el paciente se encuentra atravesando. Al pasar unas semas don Fidel se mantuvo estable en cuanto a COVID-19, tres semanas después fue sometido a una cirugía, al regresar se le proporcionan los cuidados necesarios, contribuyendo a prevenir las infecciones, a mantener o recuperar su salud.

Don Fidel presento síntomas y sobre sus antecedentes patológicos, se le realizaron pruebas diagnósticas de la infección por el coronavirus, de la cual recayó y fue enviado a aislamiento. Durante este tiempo brindé acompañamiento y apoyo personal, pero al paso de los días, fallece don Fidel.

 

A pesar de los desafíos, la enfermería, en todas las categorías, se adapta a las nuevas directrices y prestan el cuidado necesario a los pacientes.

Estoy satisfecha con el cuidado que brinde a don Fidel y seguiré brindando.