Mi trabajo como cuidadora formal, se ha destacado por demostrar el gran amor que tengo en el corazón; cada día me esmero por el interés del bienestar del paciente y la responsabilidad que implica el hecho de tener una vida vulnerable a mi cargo.

El aprendizaje es continuo e infinito; cada vez más con la ayuda del desarrollo mundial y la ciencia descubrimos nuevos métodos y herramientas que nos apoyan en nuestra labor. Mi deseo continuo es la búsqueda de estas herramientas para mejorar cada día y brindar calidad de vida mediante nuestros cuidados pues debemos entender que estamos ayudando a alguien que de verdad lo necesita y proporcionar los mejores cuidados tanto físicos como emocionales al paciente y que estos cuidados sean humanizados de tal manera que se sientan amados e importantes para sus familias, para nosotros y para la sociedad. El afecto entonces se convierte en pieza principal de nuestros cuidados y de nuestro diario vivir; sonrisas en los peores momentos para que no se sientan despreciados.

 

Mi experiencia como cuidadora me ha dado muchas lecciones de vida; al vivir con mis pacientes he descubierto que cada día aprendo de ellos; compartiendo tanto momentos de alegría como de dolor, y cada uno de los sentimientos que envuelven a las personas enfermas. He acompañado a pacientes en etapas terminales y me he llenado de valor para que su paso por esta etapa final sea menos doloroso y difícil para ellos. Aunque no es fácil porque los sentimientos a veces te quebrantan, no es imposible pues la formación profesional en este campo es fundamental para el desarrollo de esta noble actividad. Por este motivo tomé la decisión de participar en la red de Cuidadores Latinoamérica, que en lo personal ha enriquecido mucho mi formación y mis valores a nivel personal y profesional.

 

Actualmente estoy al cuidado de un adulto mayor de 92 años con patologías bastante difíciles, ya que pesa 107 kilos, padece de Parkinson y poseía una neuropatía que se le convirtió en polineuropatía, cáncer de próstata; usa marcapaso y tiene mielo displasia, sus cambios de temperamento son variables y extremos.

Como acompañante en este proceso debo brindar lo mejor de mis conocimientos, brindando siempre lo mejor de mí. En el campo físico sus ejercicios son muy importantes ya que le ayudan a evitar el deterioro acelerado, trabajamos sus ejercicios cognitivos para que sus facultades mentales no se pierdan tan rápidamente incentivando la memoria de lo que en su juventud le gustaba hacer.

Apoyando cada una de sus actividades y permitiéndole conservar su autonomía hasta donde sea posible; administrando sus medicamentos con responsabilidad y eficacia.

Mi obligación como cuidadora es transmitir cosas positivas, brindar afecto y comprensión; siendo muy tolerantes porque...

Viejo es aquel que tuvo la suerte de llegar a la vejez.