Cámara de fotos

Toc toc (llaman a la puerta)

- ¿Se puede? Ya me voy, cielo. Que pases buena tarde, te veo mañana. Te quiero - Esa es la bonita forma de despedir el día que tiene Martina.

Manos sujetando una mascarilla quirúrgica.

Soy mujer, hija, madre, compañera, amiga, hermana y enfermera. Mi vida ha estado enmarcada en el cuidado a los demás, a los otros íntimos y no tan íntimos, pero siempre el cuidado. Tengo casi 60 años y he caminado mi vida tendiendo la mano a los demás para que se apoyaran en mi en sus momentos de silencios, de soledad, de enfermedad, de tristeza. He caminado mi vida siendo el bastón de apoyo de muchas personas, en sus momentos de déficit personal tanto en lo físico como en lo emocional.

Mujer y niña frente a un atardecer.

Más que nunca nos sentimos ante una tremenda incertidumbre. Y esa incertidumbre es aún mayor cuando afecta a la salud y a la familia. Estamos muy pendientes de que nuestros padres o madres, hijos, abuelas... estén siempre bien y que la salud no les falte.

Paloma, protagonista del relato, sonriente trabajando en un Centro de Día.

Algunas veces creo que todos tenemos un don, algo que nos hace especiales, y creo que en mi caso la palabra CUIDAR me define bastante bien.

Nietos con su abuela, protagonistas del relato.

Hace un poco más de cuatro años, precisamente dos días antes del Día de la Madre, dejaba este plano terrenal una persona que tanto a mí como a mis dos hermanas nos dejó no sólo enseñanzas, sino innumerables recuerdos que hasta hoy, al menos en lo personal, conservo.

Mujer caminando por la playa.

En el año 2000 una joven de veinticuatro años acababa su carrera universitaria, comenzaba su andadura laboral y estaba a punto de sacarse el carné de conducir. Le encantaba el deporte, el baile, las aventuras en la montaña y charlar horas y horas con los amigos y viajar.