Para todos, una primera vez puede ser dos cosas: Buena o no tan buena, para mí fue increíblemente buena. Mi trabajo era asistente de hogar interno en casa de Juanita, adulto mayor de 89 años de edad, inicialmente algo autónoma. Ella pasó por muchas pérdidas, un hijo, esposo y una hermana muy querida, además de un ictus.

Selfie de hombre con corbata

Soy un profesional independiente que trabaja altruistamente en La Fundación Contra La Hipertensión Pulmonar desde hace más de 10 años.

Dos personas mayores sentadas

Como hija cuido de mi padre y de mi madre, ya que son los valores que me han enseñado. Ellos lo han dado todo para mí y ahora me toca no como obligación si no de corazón.

hija tocando el acordeón  con sus padres en un centro de día

Poner un título a un trabajo que defina lo que supone dedicar unas horas al día de mi vida, ya sean 8, 10, o 24 horas al cuidado de mis padres. (Ellos cuidaron mucho más tiempo de mí.) Sólo es eso. Un título. Como el que me acredita como Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería.

Aquel día que nos dijo, ''me tenéis que ayudar, hijos,'' ya sabíamos que había empezado un camino lleno de dolorosa consciencia al principio y en el que poco a poco se fue difuminando la consciencia para dar paso a la nebulosa de los olvidos, de la pérdida de las vivencias, de casi todos sus recuerdos, paso al trance de aceptar la crudeza de una vida nueva para ella y para los que la rodeamos minuto a minuto, una aceptación difícil porque la conocimos con una vida llena de vida y ahora tendríamos que llenarla, una aceptación dolorosa y a veces, dolorosa también la no aceptación de una realidad cruel, injusta, que nadie decide ni quiere tener, pero que llega y no hay marcha atrás.

Luna llegó a nuestras vidas este 31 de enero, un martes a las 20:36. Todo se puso en su contra, pero ella, lo puso todo a su favor.