A veces, tenemos la suerte de ver cómo se forjan lazos para toda la vida; una oportunidad que llega como un regalo. Esto es lo que ocurrió entre Antonio, una persona que necesita asistencia diaria, y Yessica, su cuidadora. Dos personas que han forjado un vínculo sobre la confianza, el respeto y la empatía.
Antonio era muy querido por su esposa y sus hijos. Era peculiar; con sus manías y su forma de ver el mundo. Sin embargo, la demencia frontotemporal afectó a su carácter y un ictus redujo la movilidad de su hemicuerpo derecho. Su esposa lo cuidaba en casa y atendía sus necesidades con ayuda de sus hijos. Pero el tiempo y las circunstancias los superaron: Antonio requería asistencia constante en las actividades diarias y su familia necesitaba ayuda.
Por casa habían pasado varias cuidadoras que no habían conectado con Antonio. De hecho, la familia estaba desesperanzada y sus miembros empezaron a sentirse impotentes ante una situación que los sobrepasaba.
Pero entonces llegó Yessica. Tenía siete años de experiencia cuidando a personas con patologías complicadas. Su compromiso, dedicación y amabilidad la convirtieron en una súper cuidadora que derribó todos estos miedos.
El primer encuentro no fue fácil. Antonio estaba intranquilo y no quería hablar con nadie. Yessica tuvo una agradable conversación con su familia y descubrió un poquito más sobre él, sus inquietudes y sus necesidades. Para cuando terminó la tarde, Antonio decidió que Yessica sí merecía unas palabras y ahí comenzó todo.
Algunos días eran más difíciles que otros. La afasia había afectado a la capacidad que tenía Antonio de expresarse y esto dificultaba la comunicación entre ambos. Otras veces, mostraba agresividad o intentaba escaparse, pero Yessica le cuidaba siempre desde el cariño y lo trataba con paciencia hasta que Antonio se calmaba.
En situaciones en las que otras cuidadoras habían abandonado, Yessica supo diferenciar entre la persona y la patología. Decidió quedarse al lado de Antonio porque sabía que la necesitaba y ella podía mejorar su calidad de vida.
Ella contaba con el apoyo de la Coordinadora Asistencial de Senniors, una Terapeuta Ocupacional encargada de asegurar el bienestar de Antonio y su familia, así como el de la misma Yessica. La Coordinadora afrontó el caso con una dedicación absoluta y participó durante todo el proceso de adaptación.
Su objetivo era que la familia de Antonio se sintiera apoyada y pudiera recuperar la calidad de vida que había perdido. Además, creó un plan de cuidados personalizado para Antonio que Yessica seguía con esmero. Todos los días desarrollaba una serie de pautas para conseguir los objetivos de bienestar de Antonio y sus resultados eran visibles.
Durante el proceso, se dieron momentos críticos, pero, con la ayuda y el compromiso de todo el equipo de Senniors, lograron superarlos. A pesar de los desafíos, la Coordinadora y Yessica encontraron la fuerza para seguir adelante porque sabían que podían marcar la diferencia en las vidas de Antonio y de su familia.
La labor de Yessica fue destacable. No sólo brindó los cuidados esenciales que necesitaba Antonio, sino también potenció su autonomía en las actividades diarias, respetando sus tiempos y necesidades. Con paciencia y dedicación, Yessica lo ayudó a alcanzar pequeños grandes logros: Dar un paseo o leer un ratito son algunos de esos momentos de felicidad que han alcanzado gracias a la perseverancia de su cuidadora.
Además, junto con la Coordinadora, alivió la carga emocional de la familia, que estaba desbordada ante la situación, mientras presenciaban el cambio que se producía en Antonio y la amabilidad con la que Yessica gestionaba las crisis de su familiar. Y, por primera vez en mucho tiempo, todos respiraron con tranquilidad.
Poco a poco, Antonio pasó de no querer hablar con ninguna cuidadora, incluida Yessica, a considerarla parte de su familia. A veces él mismo no racionaliza su figura, pero sí que la ha acogido como una persona importante en su vida, sin importar nada más.
La historia de Antonio y Yessica demuestra la importancia de los cuidados a domicilio y nos recuerda que el cuidado no sólo implica atender a las necesidades físicas, sino también construir un vínculo especial basado en el amor, la paciencia y la dedicación.