Quizá no creamos en los milagros lo relacionamos con cosas de fe, pero es algo que necesitamos para seguir adelante, pueden surgir situaciones que te hacen pensar en ellos.

Especialmente en situaciones difíciles como una enfermedad degenerativa, de la cual te dicen los médicos: No hay medicamentos, no hay tratamiento, es imposible que se recupere; Confronta a los familiares, a los cuidadores a tener una fuerza que te impulse para vivir el día a día con ilusión, esperanza y seguir adelante, ver alternativas, brindar calidad de vida, utilizar nuestra dedicación para ayudar de una manera responsable y efectiva, motivante, con respeto de la integridad de quien cuidamos y tener la capacidad de ayudar como lo desearíamos para nosotros mismos.

Tras años con la experiencia de trabajar con personas con la enfermedad de Alzheimer me di cuenta de una realidad, con el alzhéimer se pierden recuerdos y vemos cambios drásticos en la persona que lo padece, pero su ser siempre está allí, esas chispas que se dejan vislumbrar cuando te reconocen o la sonrisa que se despierta, que conecta contigo y tirar de ese hilo creando nuevos recuerdos cuando estimulas de manera positiva su entorno, te das cuenta que la vida vuelve y, aquello que en un inicio parecía imposible, cambia cada vez mejor.

De encontrar a una persona atada de manos y pies, por agresividad y que no hablaba ni reconocía a nadie, con el tiempo te declame poesía rescatando recuerdos y habilidades que parecían perdidas.

Y de una mirada ausente y sin hablar hace mucho tiempo con agresividad y pasado un tiempo ir a pasear, conversar y compartir intereses y ver nuevamente esa mirada tierna y receptiva.

 

Conocí a alguien más con deseos de vivir, cuando la vi por primera vez estaba en la última etapa del alzhéimer, había dejado de comer, recién volvía a casa después de un largo período en el hospital, no hablaba, no se podía mover, pero seguía luchando por vivir. Era el momento de la decisión, hable con ella esperando una respuesta, un simple parpadeo fue el ''si me dio ánimo'' y emprendimos el camino. Su hijo y acompañante de vida no la soltó su mano, y me apoyo desde el primer momento, le dio esperanzas el escuchar las experiencias con otras personas a quien cuidé, le prometí ayudarla en lo que podía, usé todo lo que tenía, el conocimiento didáctico y lo básico que es la motivación en el aprendizaje, la plasticidad del cerebro y como ayuda la estimulación cognitiva, y cuidados, basados en respeto de la persona adulta y tratarle como tal, la importancia de la alimentación para fortalecer el cuerpo y la mente.

Con ella era empezar desde cero. ¡Quería vivir! La principal motivación el adaptar su entorno, la rutina, los masajes, los ejercicios de respiración, los cuidados de la piel, hidratación, los ejercicios diarios, las duchas relajantes, la música, las canciones, las actividades de estimulación, el cariño de su familia, las visitas del grupo de cuidados paliativos, su enfermera de cabecera, y siguiendo de ellos sugerencias. Todo inició buscando alimentos, texturas y sabores que le gustaran, gota a gota y luego disfrutar de comer y salir a comer, movilizando cada ligamento poco a poco recuperó peso, fuerza y movilidad, usando siempre aquello que le motivara y le gustara, disfrutando de todo, poco a poco un nuevo renacer, primero escuchar de ella sílabas, luego frases que sorprendían después de un largo silencio, más sonrisas, el poder salir y disfrutar de visitar un bar y buscar el ventanal más grande para apreciar la vida de Madrid o la terraza más chula para el apetitivo, elegir lo que quería e ir de tiendas y al verla fuerte ir de vacaciones a su casa afuera de Madrid, un viaje en tren y luego en coche que podíamos escuchar con claridad cuán emocionada estaba “Esto es vida”.

Cada día era una actividad dependiendo de su fortaleza, pero lo que más disfrutó fue pintar y lo pudo decir que siempre lo deseó, dedicó su juventud al trabajo y su familia…y por fin pudo materializarlo (nunca es tarde), comenzó como una actividad de motricidad fina, pero el disfrute de las texturas convirtieron sus manos en el principal instrumento.

Diferentes lienzos llenos de color y energía vibrante, como resultados abstractos llenos de sentimiento y fuerza de una realidad con la que le tocó luchar, logrando realmente vivir.