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Mi nombre es Viviana Tafur y os cuento una pequeña historia, llevo más de 20 años cuidando con esmero y cariño a personas de la tercera edad, disfrutaba trabajar con ellas, porque necesitan mucha protección debido a la vulnerabilidad que les acompaña.
Por aquel 19 Marzo 2020 me contagié de COVID trabajando en una residencia, en mi retina tengo a Encarna, María Ángeles, Carmen y tantas usuarias de la residencia que necesitaban un poco de amor, un abrazo, un beso, una caricia, al encontrarse en aquel lugar, alejados de sus familiares, somos las cuidadoras su punto de apoyo y referencia, en ese momento terrible para todas, estás hermosas personas se sentían asustadas y solas.
El COVID apenas empezaba y Encarna, una usuaria, tenía mucha fiebre desde hacía varios días, se encontraba decaída y sufría inapetencia. Aquellas semanas antes del confinamiento era yo la encargada de darle sus alimentos, cuando debido al turno me tocaba estar atenta de ella, la recuerdo siempre, las dos, sentadas al borde de la cama, mientras le acercaba los alimentos a la boca, me acariciaba, me sonreía y al final dos besos que me llegaban al corazón y un fuerte abrazo que me abrazaba el alma eran mi recompensa y fortuna.
Tuve 3 meses de un duro COVID, me dejó secuelas, perdí movilidad y fuerza en un brazo, me operaron de la vista urgente a los 7 meses después de mi contagio, debido a que perdía visión de un solo ojo a pasos agigantados, encontrando nódulos.
Hoy por hoy, a pesar del dolor y sufrimiento vivido, a pesar de no poder volver a trabajar debido a las secuelas y a un COVID Persistente que me acompaña, pienso una y otra vez “LO VOLVERÍA HACER” dar abrazos, besos y mis mejores cuidados a aquellas personas que son mis motivos de inspiración.