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Me llamo César Enrique Frías Ramos y soy Educador Social, Mediador, Orientador y presidente de la Asociación EdusoTV. Mi vida profesional y personal han estado profundamente entrelazadas por una convicción clara: cuidar, acompañar y educar son actos profundamente humanos y transformadores. Y esa ha sido mi elección de vida.
Desde joven, la vocación por estar al servicio de los demás ha sido mi faro. Me crie en un colegio católico, donde aprendí que la fe también se expresa en acciones concretas. Con los años, esa semilla germinó en una profunda vocación por los más vulnerables: menores en contextos de exclusión, personas mayores que necesitan atención y acompañamiento, personas con discapacidad o dependencia que merecen una vida digna y plena. No lo he hecho por altruismo heroico, sino porque es el camino que me hace feliz. Como dije en una carta que escribí hace años: “no me tengo que motivar para esto, simplemente es mi camino, y soy feliz con él”.
A lo largo de más de 15 años, he trabajado en centros de reforma y protección de menores, proyectos de cooperación internacional en Perú, programas de orientación sociolaboral, alfabetización digital para personas mayores y educación para el desarrollo. En cada contexto, he intentado no solo acompañar a las personas, sino poner a su servicio todo lo que soy y todo lo que sé. Cuidar, para mí, no es solo proteger: es dignificar, escuchar, generar autonomía y, sobre todo, reconocer al otro como sujeto de derechos, deseos e historia.
Durante mi trabajo en centros como los de GINSO o las Hijas de la Caridad, he acompañado a menores en situaciones muy complejas, trabajando desde la cercanía, la paciencia y el reconocimiento de su historia. También he desarrollado programas para personas mayores desde el ámbito municipal, fomentando el uso de nuevas tecnologías para reducir la brecha digital y social que muchas veces les aísla.
Mi compromiso no se limita a la intervención directa. Como presidente de EdusoTV, impulso espacios de formación y divulgación que visibilizan el trabajo invisible de quienes cuidan y educan. También escribo artículos de opinión sobre educación social con la esperanza de contribuir a una reflexión crítica y constructiva desde dentro del sistema.
En cada espacio donde he trabajado, he procurado sembrar una semilla: la del reconocimiento del otro como sujeto pleno de derechos, capaz de decidir, sentir, crecer y soñar. Porque cuidar, para mí, es mucho más que una profesión: es una forma de estar en el mundo, de comprometerse con la justicia social, de construir comunidad.
Cada paso que he dado, cada proyecto, cada palabra dicha o escrita, han tenido un mismo hilo conductor: construir una sociedad más justa, más empática y más humana. Por eso me presento a estos premios. No busco reconocimiento personal, sino visibilizar una forma de cuidar que nace de la escucha, la entrega y la presencia.
Porque cuidar es también creer en el otro, sostener sin invadir, acompañar sin dirigir, y, sobre todo, hacer del mundo un lugar donde cada persona, tenga la edad o la situación que tenga, pueda sentirse vista, valorada y querida.