“El envejecimiento de la población es uno de los mayores triunfos de la humanidad y también uno de nuestros mayores desafíos”.  La frase de la Organización Mundial de la Salud (OMS) bien podría representar el reto que supuso para las residencias seguir contribuyendo a vivir con salud desde el bienestar físico, mental y social pese a la pandemia por la COVID-19.

¿Cómo podemos garantizar en esta pandemia el derecho a la vida, a la familia, a un envejecimiento exitoso y con seguridad?

 

Desde las residencias Ballesol se tenía claro que había que dar respuesta a los componentes psicosociales del confinamiento y aislamiento social. Gestionar las emociones, fortalecer la salud mental para propiciar un mejor bienestar psicológico y a la vez adaptarse a las circunstancias para que residentes y familiares mantuvieran el contacto de manera presencial, pero cumpliendo con todos los protocolos exigidos.

Una promesa que se hizo posible a través de una idea sencilla y genial. Pionera y exclusiva: un ARCO DE LOS ABRAZOS que permitiese estar más cerca de nuestros seres queridos.  A través de una fina capa de plástico que se higienizaba en cada uso, los residentes y sus familias podían introducir los brazos y buscar el ansiado contacto físico y emocional tan privado durante la pandemia. Una imagen que mantuvo los afectos tan vivos como las emociones y los vínculos familiares. La prueba piloto se hizo en la residencia de Valterna en Valencia. Todo un éxito que se trasladó al resto de centros que adaptaron cada arco a la vida diaria en pandemia.

 

El uso del ARCO DE LOS ABRAZOS en las residencias de BALLESOL suscitó el interés de toda la sociedad, abriendo informativos, acaparando las portadas de periódicos de todo el mundo… esa manera de cuidar a los residentes y sus familias, la espontaneidad del reencuentro para acercar los besos, cerrar los abrazos, valió también el premio Pulitzer 2021 para el fotógrafo español Emilio Morenatti, que supo captar con sensibilidad el instante de aquellos reencuentros envueltos en lágrimas bajo el ARCO DE LOS ABRAZOS instalado en Ballesol Fabra i Puig.

 

Un año después aquellas imágenes tienen más vida y esperanza, el valor más emocional con el que contribuyó BALLESOL.

 

Testimonios

“Como ya es sabido, el confinamiento y aislamiento social afectó de manera muy negativa en las personas que vivían en residencias. Por un lado, estaba la normativa y protocolo sanitario que nos favoreció a contener el virus fuera del centro, pero por otro lado estas medidas de contención perjudicaron de manera relevante a los residentes y a sus familias. Tenían contacto a través de videollamadas, pero no era suficiente, el contacto físico era más que necesario. El arco de los abrazos fue un antes y un después, tanto para los residentes como para sus familias. Recuerdo ese momento cuando les íbamos informando que podían dar un abrazo a su padre o madre. Sentían nervios y a la vez preocupación por la incertidumbre que estábamos pasando en ese momento. Y el instante del abrazo fue conmovedor, ¡cuántas ganas tenían de abrazarse! ¡Después de 3 meses! Por fin podían abrazarse con esa cercanía y efusividad. Fue emocionante, palabras como: te quiero entre lágrimas, fueron las que más se escuchaban.”

Jesús Alcázar, director de Ballesol Valterna.

 

“Me emocionó inmensamente abrazar a mi hija después de tanto tiempo, o al menos para mí fue mucho. Aunque fuera un abrazo con mangas y un gran panel de plástico en medio nuestra, pude sentir a mi hija y directamente nos pusimos a llorar. No sé cuánto duró ese abrazo, lo que sé es que me dio esa vitalidad e ilusión que necesitábamos. Fue un regalo maravilloso, uno de los mejores.”

J.P.P, 90 años. Residente de Ballesol Valterna.

 

“Cuando apareció la pandemia mundial, también llegaron miedos, incertidumbre, ansiedad y estados depresivos. La población de personas en edad avanzada que viven en residencias fueron de los más afectados: miedo al contagio propio y el de sus familias, adaptación a una situación diferente, sentimiento de soledad a causa de la falta de contacto familiar físico. No era suficiente nuestros esfuerzos y voluntad, necesitaban a sus familias. El Arco de los Abrazos fue una gran iniciativa como medida de respiro y amortiguación del estrés, el abrazo tan deseado se hizo realidad.

Psicóloga Ballesol Valterna.