¿Puede tener una residencia una habitación de los líos? Pues sí, en la residencia San Juan Bautista se ha bautizado así al despacho de esta directora. Para saber el origen acompañadme en estas líneas.
La vida en la residencia transcurría tranquila, sin sobresaltos. Pero un día, de pronto apareció el COVID, esa maldita enfermedad que removió los cimientos de la humanidad entera. Ya no había visitas de familias, las actividades se redujeron a unidades más pequeñas y surgió el miedo. El miedo, ese sentimiento tan primario y paralizante y sobre todo tan desagradable. Pero para los mayores con demencias era aún peor, pero ¿quiénes eran esos seres extraños sin boca que aparecían? ¿y qué pasa ahora? Ya no solo aparecen seres sin bocas, ahora hay ¿extraterrestres? Eso es lo que debían pensar pues se defendían de nosotros. Pero a base de paciencia se logró que confiaran en esos extraños seres e incluso nos sonreían y nos abrazaban.
Y es que no nos quedó otra que sacudirse el miedo y reinventarse, ya no sólo cuidábamos, sino que nos convertimos en peluqueros (malos peluqueros), esteticistas, cómicos...y sobre todo nos tocó aprender a sonreír con los ojos para poder acariciar esas almas asustadas. Asustadas no por el COVID sino por la posibilidad de no volver a ver a sus familias. Y así, día a día, con charlas, videollamadas, juegos y ojos sonrientes nos convertimos en una gran familia. Fue creciendo el sentimiento mutuo de que juntos (usuarios, familias y trabajadores) venceríamos esta situación.
Juntos hemos reído, jugado y llorado. ¿Y sabéis dónde hemos llorado más? En el despacho. Cuando alguien estaba más decaído (daba igual si empleado o mayor) entrábamos en el despacho y tras unas confesiones mutuas se salía renacido como el ave fénix. Y un buen día, José que andaba tristón dijo “Hala jefa, vamos a la habitación de los líos” - ¿La habitación de los líos? Dije. “Si, a tu despacho porque si se pudiera escribir todo lo que se habla ahí sería un lío” Y pasó a llamarse “La habitación de los líos”.
¿Qué he aprendido de esta época? La importancia de cuidar. Se dice que el inicio de la humanidad surgió no con inventos o avances sino cuando alguien se tomó la molestia de cuidar al otro que tenía una pierna rota. Y le cuidó hasta que sanó.
Cuidar al otro, al semejante. El inicio de la humanidad se constata en la aparición de este fémur sanado en un yacimiento arqueológico, antes incluso de la domesticación del fuego.
Cuidar, qué gran palabra y qué gran trabajo. Y cuidar mayores de los que se aprende tanto...no hay palabras que puedan definir este gran honor. Ni siquiera en la habitación de los líos ha surgido la palabra que lo defina. Bueno si, gracias. Gracias José, gracias María, gracias Antonio, gracias Carmen, y a todos aquellos a los que me han permitido crecer tanto.