Cuando somos adultos, a veces no entendemos las reacciones de los más pequeños. Es habitual que pensemos que sus enfados y alegrías desmedidas carecen de sentido en nuestro mundo de emociones controladas, pero no hay nada más lejos de la realidad. 

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Para conocer las emociones de nuestros hijos es fundamental que primero sepamos gestionar las nuestras. Será básico saber escuchar y comprender a los más pequeños de la familia. Todos fuimos niños alguna vez. Hemos llorado, hemos cogido rabietas y también hemos reído sin parar por cualquier motivo. Es vital saber comprender a los más pequeños de la casa para entendernos a nosotros mismos.

En esta masterclass que te ofrece SUPER Cuidadores, nuestra experta Ana Eva Alameda Cirujano, diplomada en Trabajo Social por la Universidad Complutense de Madrid, especialista en Mediación por la Universidad Rey Juan Carlos y experta en Gestión de Empresas de Atención a Personas Mayores por la UCM, tratará el tema de la gestión emocional. Ana Eva cuenta con más de 11 años de experiencia en el ámbito de los servicios sociales, además de haber fundado conciliatecuidando.es, con la misión de dotar a la familia de herramientas y dar visibilidad e importancia a sus funciones.

Empezando a gestionar emociones

Para comprender a nuestros hijos debemos ponernos en su piel. El mundo es un lugar nuevo, repleto de extraños sentimientos y desconocidas percepciones para ellos -y quizás, también para nosotros- y su manera de aprender es descubrirlo día a día, segundo a segundoLa mejor forma de saber cómo gestionar sus emociones será conocer primero las nuestras. No siempre nos encontramos bien -no sólo física, sino anímicamente- y no hay motivo por el que ocultar estos sentimientos. ¿Quién no ha respondido que se encuentra bien cuando en realidad le apetecería decir que está a disgusto?. Otras veces nos encontramos más alegres de lo habitual sin razón aparente pero nos cuesta verbalizar ese estado de ánimo.

Las familias deben adquirir un papel relevante en este proceso. Es necesario que las madres pero también los padres aprendan no sólo a hablar con sus hijos sino también a escucharles. Son el modelo a seguir para los más pequeños y de nada sirve enseñarles a no expresar su enfado con gritos si a la mínima oportunidad los propios padres comienzan a gritar ante una situación incómoda o que les genera frustración. Tampoco hay que negar o minimizar sus emociones. Aquí la experiencia es un grado y, por suerte, todos hemos sido niños. No te pierdas la masterclass de nuestra experta Ana Eva Alameda sobre gestión emocional en familia.