En este artículo hablaremos sobre cómo podemos trabajar la autoestima de una persona cuidadora, enfocándonos en los que se dedican a cuidar de personas mayores y/o dependientes.
En primer lugar, empezaremos por aclarar algunos términos.
La Autopercepción y la Autoestima, ¿qué son?
La autopercepción forma parte de un concepto mental de quién y cómo somos, todos tenemos una imagen mental de nosotros mismos, es decir, una idea de cómo somos tanto física como psicológicamente.
Nos formamos esa imagen mental a lo largo del tiempo, empezando desde nuestra infancia. Esta idea de nosotros mismos puede coincidir con la idea que los demás tienen de nosotros o no, incluso puede coincidir con la realidad o no. Cuanto más realista sea el autoconcepto, más adecuada será nuestra interacción con el ambiente que nos rodea, más nos aceptaremos a nosotros mismos, mayor será nuestra capacidad de crecimiento personal y más sólida será nuestra autoestima.
La autoestima se puede definir como el resultado emocional que surge si aceptamos y nos gusta nuestro autoconcepto. Contrariamente al pensamiento popular, la autoestima no surge de evaluarnos positivamente en cada situación, sino de observarnos con objetividad y sobre todo de estimar y aceptar nuestro autoconcepto.
La autoestima no es un concepto fijo y estable, se manifiesta de forma cambiante en función de nuestra situación vital y nuestras circunstancias, y se va modificando a lo largo de nuestra vida.
Nuestra autoestima es una experiencia subjetiva que nos condiciona a la hora de enfrentarnos con nuestro entorno, y lo hace porque interfiere directamente en nuestra relación con las demás personas y con aquellos retos u objetivos que nos vayamos marcando a lo largo de nuestra vida. En efecto, condiciona nuestras elecciones, nuestros limites, la manera en la que tratamos al prójimo y condiciona también la ambición que tendremos a la hora de plantearnos nuevas metas y propósitos.
La Autoestima del Cuidador
El oficio de cuidador es, sin duda, gratificante, pero puede resultar duro al mismo tiempo, ya sea por las circunstancias que los rodean, por la actitud de la persona mayor o dependiente a la que cuida o por la propia percepción que el cuidador tenga de sí mismo.
El día a día de un cuidador puede acabar afectando a la autoestima de este si no sabe gestionar sus emociones de forma correcta.
Además, cuidar de otras personas supone muchas veces restar tiempo que deberíamos dedicarnos a nosotros mismos. Cuanto mayores son las exigencias y la carga de los cuidados, más necesario resulta dibujar la línea que separa el cuidar adecuadamente de un familiar o de una persona ajena, de prestar los cuidados comprometiendo con ello nuestra salud y nuestro futuro.
Un cuidador puede fácilmente verse expuesto a juicios, ya sean personales o de terceros, sobre el desempeño de sus labores o su toma de decisiones que podrán afectar a su autoestima. Del cuidador dependerá la capacidad de mantener su autoestima protegida, ya que una autoestima baja nos impedirá realizar las tareas diarias con confianza y seguridad.
¿Cómo podemos mantener la autoestima en buen estado día tras día?
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Desarrollar un pensamiento positivo
Es importante mantener una actitud y pensamiento positivo para trabajar nuestra autoestima. Saber “reciclar” emociones como la culpa y actitudes como la lamentación, aumentan la sensación de bienestar.
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No generalizar
Es normal cometer errores y pasar por experiencias negativas, pero es muy importante no generalizar a partir de estos sucesos. Un error no significa que nos vayamos a equivocar siempre, mas bien querrá decir que hemos aprendido lo necesario para no volver a tropezar con la misma piedra.
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Toma conciencia de tus éxitos
Otro punto importante que deberemos trabajar será el reconocimiento propio. Piensa en todo lo que has logrado gracias a tu trabajo y en cómo estás ayudando a la persona mayor y/o dependiente en su día a día. Reflexiona sobre tus mayores éxitos, prémialos y tenlos en cuenta para establecer tus futuros objetivos.
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Acéptate a ti mismo/a
Conócete, analiza tus cualidades y defectos, asúmelos y ante todo acéptate tal y como eres. Aceptarte es el mayor regalo que podrás hacerle a tu autoestima, y, por lo tanto, a ti mismo y a la persona dependiente de la que cuidas.
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Evita comparaciones
De poco sirve compararnos constantemente con otras personas. Cada persona es única y debe ser tratada como tal. No compares la evolución de la persona mayor y /o dependiente de la que te ocupas con la de otro, al fin y al cabo, son sujetos diferentes cuyo progreso es totalmente independiente.
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Confía en ti mismo/a
La duda o la inseguridad pueden convertirse en el mayor enemigo del cuidador. Es esencial confiar en ti mismo y valorar tu propio potencial. Solo así podrás exprimir al máximo tus cualidades y habilidades para ser el gran cuidador que eres.
Recuerda que todos estos consejos puedes aplicarlos tanto para trabajar tu propia autoestima como para ayudar a la persona dependiente de la que cuidas a mantenerse en un buen estado de ánimo. Así mismo, todos estos consejos se pueden aplicar a cualquier profesión o a cualquier situación.
Hoy en día, todos sabemos lo importante que es cuidar nuestra salud mental e intentar cuidar la salud mental de los que nos rodean, o por lo menos darnos cuenta de cuando algo no va bien, por lo que si te interesa aprender más sobre la autoestima, quizás esta Masterclass te pueda interesar:
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