Paco es un paciente de 58 años procedente de Chiclana que ha permanecido hospitalizado en San Juan Grande durante las últimas cuatro semanas hasta que, esta pasada madrugada, ha fallecido. Su historia es la historia de una persona a la que un cúmulo de malas decisiones a lo largo de su vida le ha llevado a terminar sus días solo, dado que su única familia durante los últimos años han sido tres perros con los que convivía, en pésimas condiciones higiénico-sanitarias, en una casa-chabola de la zona Chiclanera de El Marquesado.

Ex toxicómano y con apenas 40 kilos de peso fue hospitalizado en San Juan Grande a primeros del pasado mes de marzo, dado que el deterioro de su salud era palpable; aun así, antes de pedir ayuda médica y, pensando que su ausencia iba a ser provisional, Paco se preocupó por conseguir que uno de sus vecinos se comprometiera a cuidar de los animales temporalmente.

Por desgracia, desde el punto de vista médico era ya demasiado tarde como para esperar alguna mejoría. Pero Paco se aferraba a la vida porque aún tenía una tarea muy importante pendiente: velar por la alimentación a sus perros. Hasta tal punto ha sido su preocupación al respecto que, cuando se enteró de que su vecino iba a marcharse unos días de viaje, llegó a solicitar el alta voluntaria con la intención de regresar a casa para cuidarlos él personalmente.

Pero dado que tanto desde el punto de vista médico, como humanitario y de mero sentido común, su salida del Hospital era una temeridad, el personal sanitario que ha velado por el paciente se volcó en convencerle para que desistiera de dicha locura y decidió que, en esos momentos, los cuidados que necesitaba el paciente no eran solo medicamentos para calmar el dolor.

Así que se pusieron manos a la obra para localizar un hogar de acogida para los animales. La empresa no resultó tarea fácil y, menos aún, en la tarde de un sábado de Pasión: llamadas de teléfono a numerosas protectoras de animales; WhatsApps a amistades y familiares residentes en Chiclana; conversaciones con vecinos de la zona… Hasta que, por fin, la asociación protectora Huellas Callejeras de Chiclana atendió el teléfono y decidió implicarse para intentar ofrecer un final menos traumático a esta historia.

 

Al fin, el lunes santo por la tarde, representantes de la protectora lograron acceder a la parcela que había sido el hogar de Paco y rescatar a los animales, llevarlos al veterinario para valorar su estado de salud y encontrarles hogares de adopción. El lunes por la noche Paco pudo ver las fotos de sus perros en manos de personas que los cuidaban con mimo y atención y, por fin, Paco pudo dormir eternamente tranquilo. D.E.P.