Beni era carnicero, madridista, y hacía un año que había contraído matrimonio con una excelente mujer. Pero tenía sólo 46 años cuando el 3 de septiembre de 2014 cambió su vida.

Iba con su coche volviendo a casa tras salir del trabajo cuando le dio un derrame cerebral; en un primer momento cuando las autoridades le vieron en la calzada de la autopista con el coche volcado y sin poder responder a las preguntas que le hacían pensaron que estaba bebido, refiere su familiar.


Beni llegó al Centro Integral de Atención Neurorehabilitadora el 29 de julio de 2015. Desde ese momento sus padres, Carmen y Beni, de 82 años cada uno, salen cada día de la semana a las 14:50 horas de su casa de Alcorcón para coger dos autobuses y dos trenes, cruzarse la Comunidad de Madrid y llegar a las 17:15 a Alcalá de Henares a ver a su hijo, a cuidar de “su Beni”.


Con él se implican cada día en su proceso rehabilitador. Amor, cariño, atención, dulzura. No hay nada que les detenga. Caminan para estimular su capacidad motora, acompañan y ríen para fomentar su apego y parte emocional tratando de hacer de su vida una experiencia que merezca la pena, procesos igual de importantes en todas las recuperaciones.


Los profesionales de CIAN proponemos a Carmen y Beni como Supercuidadores porque han cambiado toda su vida para entrar en una rutina que tiene un único objetivo, el bienestar y calidad de vida del mayor de sus cuatro hijos, el sentirse acompañado cada día y hasta el final. Sus visitas diarias de dos horas suponen un trabajo conjunto con el de los profesionales partiendo del vínculo familiar y del interés por ser un apoyo a las actividades definidas por el equipo.


Y además de por considerarles Supercuidadores, nos gustaría que el premio fuera para Beni y Carmen para poder dedicarlo a probar una técnica de rehabilitación nueva que existe en pocos hospitales, “estimulación magnética transcraneal”, cuyos estudios demuestran que funcionan muy bien con perfiles como su hijo Beni. Y así continuar trabajando para cumplir el sueño de Carmen: “ver hablar a mi hijo”.

                               

 

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