Mi nombre es Julio Pinto y tengo 82 años. Le pongo amor a todo lo que hago, a la familia y a los enfermos que son los que más lo necesitan.
A mí me tocó cuidar a mi mujer y lo hago con mucho cariño y orgullo. Padece alzhéimer, por eso le falta la memoria. Tanto piensa bien como mal. A veces recuerda cosas dulces y otras tristes y amargas. Ella ahora tiene otra forma de entender la vida. Por eso hay que hacer de tripas corazón y muchas veces los dos en solitario.
Yo le pronuncio siempre palabras de amor, como un poeta, porque es lo mejor que existe. A ella le gusta que yo le comente estas palabras y yo encantado de verla encantada. Creo que tiene mejorado mucho con esas palabras por eso no me canso de repetirlas todos los días de su vida.
Cuidarla no es un esfuerzo por el fuerte amor que siento por ella. Hago mucho por ella pero todo me parece poco. Pienso que ayudando a los demás también te estás ayudando a ti mismo. La forma de ponerla más tranquila es recordarle los momentos de joven, hablarle de sus amigas, recordarle las fiestas, principalmente las de su pueblo y las travesuras que hacíamos de jóvenes. Esto es lo que más le gusta a mi Conchiña.
Pretendo ser un buen cuidador, por eso asisto a las charlas de especialistas en su enfermedad. Me gusta que se me queden en la cabeza todos los detalles sobre el Alzheimer. Me gustaría que copiaran de mí otros cuidadores como a mí me gusta copiar de los que lo hacen de otra manera. Aconsejo a otros cuidadores que están en mi situación que tengan paciencia, y que sean amables y cariñosos.