Soy Judit, cuidadora profesional, y me gustaría contaros mi historia:
Me considero sanitaria de pura vocación; según mi madre, ya desde pequeñita tenía cierta tendencia a preocuparme por las personas de mi entorno, que a día de hoy, con 29 años, se traduce en una necesidad de cuidar que extrapolo tanto a nivel personal como profesional.
Hace 10 años comencé mi andanza trabajando en hospitales como Técnico en Radiodiagnóstico. Pero hace 2, mi vida dio un giro de 90º (no digo de 180º porque no fue un cambio radical, pero sí un pequeño cambio de profesión y un gran cambio de perspectiva) cuando, tras estudiar Auxiliar de Enfermería, conseguí entrar a trabajar en un Colegio de Educación Especial. Era como un sueño ya que siempre había deseado trabajar con niños, y esta fue mi gran oportunidad.
El primer reto fue enfrentarme a una clase con alta carga asistencial (donde los alumnos tenían unas necesidades de apoyo importantes), y aprender a entenderles cuando su dificultad para comunicarse con nosotros es tan grande. Gracias a compañeros, profesores, logopedas y orientadores del cole, fui aprendiendo técnicas con las que poder entender y atender las necesidades de los niños.
Con todo esto y poniéndole mucho amor a lo que haces, y aunque también haya momentos muy duros, la recompensa es enorme cuando consigues que una personita que hace meses no te conocía de nada (y a la que afectan los cambios de manera especial), te recibe con una sonrisa o un abrazo cada mañana.
A uno de los alumnos con los que más empaticé le he puesto en la foto, que con esa sonrisa expresa todo lo que yo no puedo decir con palabras. Niños así hacen que no te cueste levantarte cada día para ir a trabajar, y que hagas todo lo que esté en tu mano para que él esté a gusto y sea feliz.
Una muestra es que este curso, a pesar de no estar de apoyo en su aula, cada vez que me ve por los pasillos se pone muy contento, y yo sólo puedo ¡¡comérmelo a besos!!
Es una relación muy especial la que se establece con ellos, muchas horas juntos… ¡Te dan tanto por tan poco!
Solo puedo dar gracias a la vida por la oportunidad que me ha brindado al poder ayudar a estos niños tan maravillosos con los que me enriquezco cada día; por mi parte yo solo puedo comprometerme a seguir formándome y aprender todo lo posible para poder darles siempre lo mejor de mí misma y conseguir que sean felices, porque es lo que estos niños se merecen!