En este relato Vanesa nos cuenta su experiencia cuidando de su abuela y cómo su vocación se convirtió en una profesión gracias a Joyners:
Mi nombre es Vanesa, tengo 29 años y desde que era pequeña he sentido predilección por las personas mayores. Mis padres trabajaban muchas horas al día porque estaban a cargo de su propio negocio, así que podría decirse que mis abuelos fueron mis segundos padres. Ellos me cuidaron y me criaron como a una hija más, me enseñaron la importancia de los principios y me ayudaron a ser la persona en la que me he convertido hoy. Ellos me amaban más que a nada en el mundo, y yo sentía lo mismo por ellos.
A mi abuela le diagnosticaron mal de Alzheimer cuando tenia 18 años, hecho que me marcó profundamente. Mi abuela lo es todo para mi, por lo que cuando nos comunicaron el diagnóstico noté como mi mundo se desmoronaba. Sentí que le debía un mundo entero, así que me formé como técnico superior de atención socio-sanitaria y luché por convertirme en una gran cuidadora.
Cuando acabé mi formación me hice cargo de mi abuela y me puse a buscar trabajo en varias empresas. No quería derivar a la economía sumergida porque pensaba que ni las personas mayores ni yo, como cuidadora, nos merecíamos esta situación de desprotección.
Por desgracia, me era casi imposible encontrar un trabajo que me permitiera compaginar el cuidado que merecía mi abuela con otros servicios de asistencia. Los horarios que imponen algunas agencias no me permitían estar al 100% en nada, mientras que el salario que percibía me obligaba a coger varios servicios en un día. ¿Resultado? Estaba muy cansada, tanto física como emocionalmente, y no era capaz de dar lo mejor de mí.
Siempre he pensado que cuidar de las personas mayores es una profesión vocacional, tiene que salirte de dentro
Mi suerte cambió cuando conocí Joyners.es, una empresa de asistencia a domicilio donde me dieron la oportunidad de trabajar a mi aire, siendo yo mi propia jefa. En esta empresa podía aceptar o rechazar un servicio según mi disponibilidad, por lo que ya podía cuidar de mi abuela sin preocupaciones. Además, me sentía realmente valorada gracias al sistema de rating de los usuarios, hecho que ya no me convertía en una trabajadora más de entre un millón. Gracias a esta empresa de asistencia a domicilio pasé de ser un número de referencia a una profesional con cara, nombre y historia. Y con ellos sigo, intentando brindar el mejor cuidado y todo el cariño del mundo.
Me he dado cuenta que la mejor forma de cuidarlos es hacerlo pensando en cómo te gustaría que te cuidaran a ti en un futuro
La verdad es que siempre he pensado que cuidar de las personas mayores es una profesión vocacional, tiene que salirte de dentro. Y aunque en ocasiones pueda parecer difícil y agotador, creo que el amor, la experiencia y la sabiduría que recibes por parte de las personas mayores no tiene precio.
A raíz de mi experiencia como cuidadora me he dado cuenta que la mejor forma de cuidarlos es hacerlo pensando en cómo te gustaría que te cuidaran a ti en un futuro. Y si reflexiono sobre ello, lo veo muy claro: en un futuro quiero que me cuide una persona íntegra, con vocación y empatía. Alguien que me escuche y me acompañe en mi día a día, no solo de cuerpo presente, sino también con el corazón. Una persona que sea capaz de entender que la vejez es un proceso por el cual todos pasamos y que no pierda la paciencia porque entienda que, él o ella, algún día también se hará mayor.