Una supercuidadora nos explica cómo la enfermedad de Parkinson ha mermado la relación con su padre y cómo trata de dejar a un lado su narcisismo, dando todo el amor que puede:


Fui criada por unos padres sanos, con trabajo y felices. Se puede decir que nunca me faltó de nada ya que a mi padre le iba bastante bien en su negocio. Era un hombre con éxito, querido y con “muchos amigos”, yo diría hoy en día que demasiados.

Yo apenas era una niña cuando mi padre enfermo de Parkinson. Era joven y aunque la enfermedad estaba ahí estuvimos muchos años llevándola relativamente bien, simplemente le temblaban las manos a nuestros ojos.

Quisimos no mirar más allá, yo la primera…los años iban pasando…

Yo quería ser como el, de hecho me metí en su negocio...

Yo le adoraba

Pero todo cambió o simplemente no cambió y no lo vimos antes.

Cuando empecé a pasar tiempo con mi padre por sus negocios yo solo veía a través de sus ojos… Creía que era perfecto, lo tenía idealizado.

Simplemente le gritaba porque me ponía furiosa ver que hacía todo al revés

Pasando el tiempo me empecé a dar cuenta que las cosas no iban bien. Deudas y más deudas, miles de créditos para cubrir otros créditos. No lo entendía si las cosas iban bien. Él se fiaba de todo el mundo: comenzó a firmar contratos sin leer… llevando la situación económica a un infierno. Los amigos desaparecieron

Yo no entendía que le pasaba para hacer esas cosas, simplemente le gritaba porque me ponía furiosa ver que hacía todo al revés.

A raíz de esto mi padre cambió… cada vez más nervioso, depresivo, empeoró mucho en estos últimos cinco años. Yo apenas tenía 25 años, he de reconocer que fui bastante mimada. Y que todo este me vino bastante grande. 

Además mi abuelita enfermó de Alzheimercon un hijo discapacitado…a los que nos tuvimos que llevar para casa.

A mi abuela le cortaron las dos piernas. Quedó encamada y la situación empezó a volverme loca y ahí es donde empecé a volverme narcisista y pensar solo en lo desgraciada que era por estar viviendo esa situación. Mi padre no ayudaba en sus cuidados ya que era imposible dialogar con él y siempre hacía lo que quería.

Hace dos meses, muy a nuestro pesar, metimos en una residencia a mi abuela y a mi tío. Los visitamos diariamente. Y he de decir que estamos algo menos ahogados. Ahora valoro mucho cuando le habló y me sonríe sin pensar solo en lo malo.

Quiero dejar a un lado mi narcisismo y dar todo el amor que pueda

En cuanto a mi padre, he llegado a odiarle ya que me ha involucrado en miles de problemas y he llegado muchas veces a perder los nervios, diciendo cosas que solo sentía en momentos de puro nerviosismo. He estado al límite en muchas ocasiones.

Me he llegado a odiar mucho durante los últimos años por no tener paciencia y no saber como afrontar las cosas.

Me ha ayudado mucho leer otros casos de gente que pasa por la misma situación. Ya no me veo un bicho raro. Y aunque a veces me siguen sacando de mis casillas quiero dejar a un lado mi narcisismo y dar todo el amor que pueda. A mi abuela se lo di todo lo que pude y eso me enriquece lo que no está escrito. Me siento muy orgullosa de mí misma. Quiero seguir haciendo lo mismo con mi padre. No quiero que el día que falte me arrepienta de solo haber pensado en mí, en lo que me agobiaba. Sino en intentar hacer felices a las personas que quiero.


Firma: Una hija de 30 años.

Pd: La sociedad no entiende muchas cosas hasta que las vive.

No quiero ser esa clase de persona

 

Bonocuidador premiossupercuidadores2016