Mari Carmen lleva trabajando como auxiliar de ayuda a domicilio desde hace más de 7 años en Martos (Jaén). Esta es su historia:



Me gusta mi trabajo
. Estoy muy orgullosa de él. La satisfacción que me brinda el trabajar con las personas mayores que te dan su cariño y su calor; que aprecian lo que hacemos y reconocen nuestra labor. Pero si hay algo que además rescato de mi relación con ellos y a título personal es lo que me han enseñado...Con ellos aprendí a escuchar al otro (antes no sabía escuchar a la gente).

A fuerza de enfrentarme cada día a la tarea hoy por hoy puedo decir que me manejo como si fuera algo natural en mí

Me tratan bien, me hablan, me escuchan...y así aprendo yo a manejarme frente a los demás. Su agradecimiento me conmueve...porque yo hago mi trabajo; me pagan por ello; pero ellos me agradecen como si lo mio fuera más allá de todo eso. Por todo ello me vuelco más aun para ayudarlos. Ya no sólo en los procesos técnicos que conlleva este trabajo sino en lo que les haga falta para que su vida sea digna; más fácil y feliz.

Positividad y cariño

El cariño que me dan, sus abrazos, sus consejos; todo me conmueve. Todo es positivo para mí.

Cuando comencé con este trabajo iba muy cruda...con miedo. Pero, a fuerza de enfrentarme cada día a la tarea hoy por hoy puedo decir que me manejo como si fuera algo natural en mí; como si esta profesión fuera parte de mi manera de ser y sentir. Me siento muy a gusto a su lado e intento que ellos sientan lo mismo conmigo brindando mi respeto, cariño, consejos y, por qué no, mimándolos.

Hago lo posible por transmitirles mi alegría y creo que me sale bien porque son ellos mismos los que me dicen que así lo sienten desde que llego y hasta que me voy de sus casas...No dejo de hablarles, de preocuparme por su salud y su familia, porque sé que les gusta hablarme de ella y sus logros.

Sólo cabe reiterar que agradezco que me den tanto cariño y que reconozcan la labor que hacemos, que me digan cómo puedo hacer las cosas mejor para ellos porque hay que ser humilde y saber que podemos aprender unos de otros.....Unos desde la alegría y fuerza de la juventud y otros desde la sabiduría de la vejez o el ejemplo que nos dan los enfermos sobre cómo convivir con su enfermedad y seguir siendo dignos, apreciados y útiles.