Rocío Pérez es trabajadora social. Quiere enfocar su futuro profesional a la geriatría por lo que sigue formándose para lograrlo. Su vocación está motivada por la figura de sus abuelos. Con su relato quiere agradecer a las personas mayores por lo que aportan. Si quieres votar por ella comparte el relato por las redes sociales.
En el momento en el que tú al desvanecerte ya me necesitabas yo estaba floreciendo, sabiendo ya quién o qué quería ser, alguien que estuviese por, con y para las personas como tú.
Pasaron los años y llegó el momento de convertir esta vocación en una realidad.
Una realidad que, aunque me acercara a ti, físicamente no lo hacía.
A través de largas horas de estudio y de investigaciones, algunas por suerte empíricas, otras, sin embargo, con kafkianas búsquedas, me dediqué a estudiarte, a ti, a tus necesidades, a tus circunstancias, a tus vivencias, de un modo tan integral y con tal alteridad que te convertiste en una de las principales esferas de mi vida.
Durante este tiempo te compartía a momentos, lo que mis estudios nos permitían a ambos. Hasta el día en que tu tiempo no nos dejó compartirnos más.
Por ello me dediqué a vosotros egoístamente, sé que os necesitaba, porque en cada uno de ustedes estaba su esencia y la mía.
Por ello, había llegado el momento de estar contigo más allá del papel, a tu lado y en tu nueva casa….pero me surgieron muchas dudas.
¿Seré yo lo que necesitas?, ¿podré mantener tu dependencia a raya de la mía contigo?, ¿sabré llevar a la práctica todo lo aprendido?
Estos eran los pensamientos que me abordaban cuando estaba de camino a ti.
Increíblemente mis expectativas fueron superadas, disipando cualquier duda más.
Día tras día entraba, temprano, con la actitud hilarante que tiene una cuando hace lo que desea y está donde quiere estar.
Aprendí a poner en práctica “eso” que en tan viral se ha convertido y que llamamos empatía. Aprendí que esos achaques son los que te hacen no poder devolverme la sonrisa a veces. Aprendí a ser tus manos y tus pies. Tu memoria en esos días de olvido y tu compañía cuando te sentías solo/a.
En cambio tú, ustedes, has/habéis sido esa figura sabia que todo joven necesita. Mi memoria, mis guías para adaptarme a vuestro funcionamiento. En definitiva, habéis sido un aliciente para seguir en este campo, mi presente y mi futuro.
El día en que mi tiempo también terminó con ustedes, me disteis las gracias, y yo ahora gracias a estas líneas os digo que no estoy segura de quién dio y recibió más en esta etapa.
Sin ustedes no sería lo que soy hoy.
Gracias
Rocío Pérez
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