Concha nos cuenta su grata experiencia cuidando de su padre y cómo esta situación le abrió los ojos para entender que su vocación era cuidar de otros:
Mi nombre es Concha, soy técnico Psicosocial y Sanitario y técnico en Administración y Finanzas.
He dado muchos tumbos por la vida hasta que he encontrado mi verdadera vocación.
En mi caso el cáncer es uno más de la familia, ¡¡estamos desbordados!!
Mi madre superó un cáncer de mama.
Mi prima hermana, falleció hace un año con 47 años de metástasis.
Mi padre un señor que se cuidaba, que hacía deporte, que no fumaba ni tampoco bebía, que todas las analíticas le salían perfectas.
"Quien podía imaginar que iba a padecer tanto"
Todo empezó con un cáncer de próstata que superó pero apareció otro: “LEUCEMIA”
Nos escondió la enfermedad un tiempo
"SÍ, no dijo nada a nadie"
Yo no lo veía bien y empecé a indagar hasta que lo descubrí y me derrumbé.
"JOLINES TENIA 60 AÑOS"
Era muy joven, no era justo. Fueron diez años que, junto a mi madre, estuve a su lado y ojalá continuará haciéndolo.
Buffff, no sé por dónde empezar….
Cuando mi padre me dijo que quería que lo cuidará, no lo dudé ni un segundo.
Por supuesto le dije que “SÍ”
Yo tenía ya mi familia, mi marido y mis hijos y estaba opositando, lo abandoné todo para estar a su lado.
No sé, pero estaba muy fuerte y segura de mí misma y convencida en todo momento de cómo actuar ante cualquier adversidad.
Los médicos, enfermeras, personal socio sanitario me decían continuamente:
"Te has equivocado de profesión"
Me preocupé mucho por saber del tipo de leucemia que padecía mi padre, por la cual, la sangre no le llegaba bien al corazón y se transformaba en un infarto o angina de pecho e inmediatamente le tenían que transfundir.
Qué paradoja porque mi padre fue durante toda su vida donante de sangre y se la devolvieron toda.
Luché mucho por su vida y me enfrenté con mucha entereza a todas las adversidades que iban surgiendo día tras día.
Cuando los médicos me dijeron que no había nada más que hacer, le pedí hospitalización domiciliaria y nos fuimos a casa.
Transcurridos dos meses falleció.
Falleció en su cama, rodeado de los suyos.
Hoy sé que se fue contento y muy, muy tranquilo, algo que no cambio por nada en este mundo.
Cuando falleció sentí un vacío inmenso y caí en una depresión que combatí con la natación. Todos los días me iba a la piscina y allí, brazada tras brazada pensaba en cómo iba a poder retomar mi vida. Poco a poco fui aclarando mi mente, mis ideas y decidí como iba a empezar de cero.
Llegue a la conclusión que me gustaba ayudar a las personas.
Me saqué la titulación en técnico Psicosocial y Sanitario y empecé a cuidar de personas mayores en su domicilio.
Siempre he considerado que la persona mayor debe de permanecer el mayor tiempo posible en su casa para retrasar e incluso evitar la institucionalización.
Siempre he creído que las cosas ocurren por algo y hace un año conocí por Internet unas personas que estaban creando su empresa de cuidadores de ancianos en su domicilio: CUIDUM. Les envié mi currículum y con ellos sigo.
Ellos han reforzado mis principios. He crecido con ellos.
Lucho con ellos todos los días para que esta nuestra profesión sea reconocida como cualquier otra.
En ningún momento han sido mis superiores, NO, al contrario, son mis compañeros de fatiga que luchamos por los mismos valores.
He trabajado con varias familias con personas dependientes dentro de CUIDUM y fuera, con las que pese a que no estoy porque algunas han fallecido o por circunstancias en las cuales no he podido seguir con ellas, actualmente todavía mantengo relación.
Es un trabajo difícil y duro, en el cual tienes que poseer una gran empatía.
Pero también recibo mucho a cambio, su sabiduría, su cariño, su confianza…..
Ahora soy feliz, contenta y muy convencida porque tengo gente a mi alrededor que se sensibiliza por los mismos valores.
No hay derecho que personas sin preparación alguna hagan (entre comillas) nuestro trabajo como una alternativa para ganar un dinero a fin de mes, porque es un trabajo vocacional donde principalmente es ayudar de manera íntegra a la persona dependiente, preocuparte por cambios constantes que van surgiendo.
Esta sociedad necesita cambiar y reconocer el valor social de los cuidadores.
Cada vez hay más gente mayor y se merecen todo nuestro respeto como tales y el mejor cuidado por nosotros.
"Queda tanto por hacer, tanto camino por recorrer"
Yo algún día también lo seré y por eso seguiré batallando para que esto de un giro de 180 grados.