Isabel, protagonista del relato

Desde el año 2001 he estado cuidando de ella, a la que al operar de la cadera le provocaron una parálisis del tibial anterior, eso le hizo entrar en depresión durante el resto de su vida.

Isabel se fue al cielo en la madrugada del 21 de mayo cuando todos estábamos dormidos a los 97 años 10 meses y 13 días.

 

El 17 de abril se puso muy mal, la doctora nos dijo que no se recuperaría. Siempre nos hizo saber su deseo de morir en casa, nosotros tres, mi marido, mi hijo y yo misma. Tomamos la decisión de no llevarla al hospital, tuvimos un apoyo increíble por parte del servicio de cuidados paliativos a domicilio.

Isabel puso mucho de su parte, no fue nada fácil para la familia ya que estar al lado de un ser querido que se va a morir y ver como se deteriora cada día es doloroso, una experiencia única.

Cuando ves como su organismo va fallando, el intestino, el riñón, los parches ya no funcionan, pasas a la etapa final con medicación por vía subcutánea, te cuestionas lo que estas haciendo, lo tuve que hacer yo, porque siempre la he dado todas sus medicinas ella confió en mí. Ahora lo veo como un honor ser la elegida para ayudarla a sufrir lo menos posible. El enfermero nos dejaba las jeringuillas con la medicación y se la tenia que poner en la vía, al principio ella se asusto y al rato lo agradeció.

Isabel ha demostrado ser de una fortaleza fuera de lo normal, ya que aguantó 35 días. El día 21 de mayo cuando me levante de madrugada ya se había marchado, con una sonrisa tan bonita que nunca olvidaremos, en silencio y de noche como siempre imaginé.

 

Quiero dar las gracias a Isabel por esta experiencia de vida, por dejarnos acompañar hasta el final, además de dar las gracias al equipo Pades Maragall, los enfermeros Javi y Lorena y al medico Alberto por enseñarnos a estar ahí hasta el final,

Este relato se lo dedico a mi familia y espero que pueda ayudar a las familias que pasan o pasaran por esta situación.