Elena del Campo es licenciada en Psicología, especializada Neuropsicología e intervención social en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Trabaja en COGNITIVA UNIDAD DE MEMORIA CHAMBERÍ y con este relato le gustaría "transmitir de una forma metafórica la gran labor del cuidador".
Cualquier persona que se lo proponga puede llegar a ser el mejor cuidador, el ingrediente estrella es la motivación por lo que verdaderamente quieres e hacer.
Lo primero que necesitamos es un recipiente de gran fortaleza, por si en algún momento te surgen sentimientos de malestar, miedo o soledad no te hagan flaquear.
Amasa la superación, la valentía y la responsabilidad, hasta que consigas una textura homogénea con estos tres ingredientes por partes iguales.
Añádele una buena dosis de ganas de seguir adelante, interés y cariño. Es importante que no te olvides de echar un par de cucharaditas de paciencia.
Tritura cualquier sentimiento de frustración, de impotencia, de enfado o de angustia y fíltralo a través de la aceptación. Si este paso no te sale bien al principio, no te preocupes, es cuestión de práctica.
Una vez tenemos todos estos ingredientes preparados, hornea en un ambiente de generosidad y constancia.
Sácalo con cuidado del horno y en último lugar pero muy importante para que la receta quede perfecta, no te olvides de espolvorear el saber pedir ayuda, disfrutar de tiempo libre para ti y encontrar momentos de tranquilidad personal.
¡Bon appétit Cuidador!