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Mi nombre es Yahaira Rodríguez Peralta, soy de la República de Panamá, y quiero contarles mi experiencia como cuidadora familiar de mi hijo Josías de 9 años.

Mi experiencia como cuidadora familiar ha sido muy grata, y llena de muchos aprendizajes. Esta labor me tomó por sorpresa, y dio un giro e impacto a mi vida que jamás esperaba. Mi niño quedó dependiente de manera repentina a causa de un diagnóstico de distonía primaria, y su movilidad física quedó reducida.

Yo tomé el reto de ser su cuidadora, y no dudé esta decisión en ningún momento. Fue un reto de vida y esperanza para la recuperación y rehabilitación de mi hijo Josías, ya que la enfermedad se tornaba agresiva.

Esta labor me llevó a hacer un alto y sacrificio a mis actividades personales, familiares y profesionales; al presente ya ha pasado un año, sin embargo, no me arrepiento de esta decisión. Considero que ha sido la mejor decisión de mi vida porque me ha permitido crecer como ser humano. He crecido en humildad, empatía, gratitud, amor al prójimo, entrega sin esperar nada a cambio, perseverancia, constancia, fortaleza, dominio propio, resiliencia y paciencia; ser cuidadora de mi hijo con discapacidad me ha hecho mejor persona porque he podido conocer cuán vulnerable y frágil puede ser el ser humano de manera repentina. Y que este puede estar en la necesidad y dependencia de un cuidador con esmero para valerse, y mejorar su calidad de vida.

Entre tantas citas con médicos especialistas y diversos terapeutas he podido aprender cómo la práctica en casa y en el diario, vivir de los consejos de estos profesionales han sido clave y esencial para una mejoría acelerada de la salud de mi hijo.

Con mis atentos cuidados, cariño, y dedicación he mejorado la calidad de vida de Josías. La diversión, y la risa en medio de la adversidad han sido los pilares elementales para que él se mantenga saludable. Josías ha adquirido mayor seguridad y confianza en sí mismo, su autoestima se ha mantenido alta, se ha ganado el cariño de muchos por su fortaleza y se ha convertido en ejemplo de resistencia. En ningún momento él ha estado triste, él se ha fortalecido día a día, él ha confiado en mi rol de cuidadora y en mi rol de madre, y juntos nos hemos sustentado día a día con la fe en Dios.

La salud de Josías ha mejorado considerablemente poco a poco, ha ido recuperando destrezas perdidas en sus brazos, manos, y piernas; ha vuelto a realizar tareas como colorear, ha fortalecido habilidades del habla, y sus capacidades cognitivas. La mejoría de Josías ha sido tan exitosa y maravillosa que hace pocos días, se han disminuido en sus piernas los espasmos musculares, logró ponerse de pie por sí solo, luego de un año, y ha vuelto a caminar y correr como lo hacía antes de la distonía.

Con mucho regocijo puedo decir que mi labor como cuidadora ha sido una experiencia a otro nivel, algo que jamás había realizado en mi vida, nunca había sido preparada para ello, pero aprendí de la discapacidad y en la adversidad a realizarlo con excelencia, con entrega y pasión sabiendo que la mejor recompensa es ver a mi hijo sano y recuperado.

Sin duda alguna, Josías se ha hecho fuerte, valiente, y grande.