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He laborado en hogares de ancianos y lo que más observo es el silencio que existe en los ancianos, los observo al levantarse en la mañana cuando van a desayunar e ir nuevamente a su lugar o asiento favorito, entonces los saludo intentando sacarles alguna palabra porque quisiera saber que piensan en medio de tanto tiempo callado.

Algunos a veces me expresan que están contentos allí, otros me dicen que quisieran estar en su casa, en su privacidad, con sus seres queridos y por eso duermen hasta con sus fotos y recuerdos abrazados a ellos, esperando el día de su regreso a casa.

Entonces comprendo que en este silencio existe lo que se ha dado en llamar "el sufrimiento silencioso del anciano", que se niega a vivir en un rebaño donde todo se lo ordenan y ellos deben cumplir.

Si me preguntarán después de mis experiencias en hogares de ancianos, yo diría que no son buenos, pues hacen perder la privacidad de los ancianos al tratarlos como rebaños, que lo mejor sería que estén con sus familiares y seres queridos, siiii, ya sé que existirán muchas excusas para que estén allí nuestros seres queridos, pero yo sueño con un día donde la familia vea al anciano como lo era antes, es decir como el sabio al que todos honran y besan, al que le dan el mejor puesto en la mesa y no se come si él no está, yo sueño con esa familia que le pide consejos y la bendición al principal, el anciano o anciana al que Dios quiere que honren y no le hagan pasar pena delante de los demás, yo sueño con el día en que todos honren a su madre y a su padre.

 

He intentado hacer algo por ellos más allá de darles las pastillas diarias, pues creo yo (quizás me equivoqué) les daría un poco de calidad a sus vidas.

Por eso, aparte de mi labor como licenciado en Enfermería en el hogar, les ofrezco actividades de musicoterapia para evitar el deterioro de la memoria en medio de tanto tiempo de estar callados.