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Soy Paola Maidana Quintana tengo 26 años, de nacionalidad paraguaya que ha recorrido un largo camino en su búsqueda de un mejor futuro en España. Hace cinco años, dejé atrás mi país en busca de nuevas oportunidades y una vida más prometedora. Sin embargo, al llegar a Campo de Criptana, me encontré con desafíos inesperados que pusieron a prueba mi determinación y mi autoestima. En mis primeros días en España, viví experiencias difíciles.

Tuve que enfrentar una serie de problemas con algunos compatriotas que no me apoyaron, lo que me llevó a una situación crítica. Durante varios días, me vi obligada a dormir en la calle, enfrentándome a la soledad y la incertidumbre. Sin embargo, el destino me tenía una sorpresa y una posibilidad de cambio. Fue entonces cuando conocí a Álex. Su encuentro marcó un punto de inflexión en mi vida. A través de su apoyo y amor, comencé a ver un rayo de luz y de esperanza.

Con el tiempo, pude encontrar trabajo como auxiliar en el cuidado de personas dependientes. A pesar de las adversidades, el espíritu de lucha y mi voluntad de mejorar me llevó a perseverar. Después de un breve período de trabajo, en el 2020 tuve la oportunidad de conocer a una persona que se dedica a la ayuda a domicilio. Desde ese momento, mi vida dio un giro radical. Me he especializado en el cuidado de personas mayores, realizando labores que requerían mucha dedicación, como el cambio de pañales, utilización de grúa, cambio de bolsas de colostomía, ayudando a las enfermeras con las curas, como también estar al cuidado de personas con Alzheimer y otras demencias.

Para poder dar lo mejor de mí, a estas personas me saqué el curso de ALZHEIMER y otros muchos relacionados siempre con mi actividad laboral. Cada día salgo de casa de 6 a 8 veces para atender a mis clientes, cumpliendo con mi trabajo con responsabilidad y empatía. Las cosas empezaron a mejorar. Tras cuatro años de arduo trabajo y determinación, he logrado regularizar mi situación en el país y he obtenido los papeles para trabajar legalmente en España. Con el apoyo de Álex, quien se convirtió en mi esposo, he podido acceder a un futuro más estable. Esto me ha permitido dar un paso más; me he registrado como autónoma y ejerzo como tal. No contenta con simplemente trabajar, he decidido seguir formándome y he solicitado el certificado de profesionalidad como auxiliar sociosanitario. También tengo solicitada la acreditación por la Consejería de Servicios Sociales para ejercer esta labor y permitirme expandir aún más mis oportunidades laborales, y ayudar con mis conocimientos a cada familia que atraviesa por la situación de tener un familiar dependiente.

 

Para poder cumplir con mi trabajo de manera efectiva, me desplazo en una patineta, cubriendo las distancias necesarias para atender a mis usuarios. Trabajo todos los días, excepto los días festivos y mis merecidas vacaciones, siempre con una sonrisa y la convicción de que mi esfuerzo vale la pena, teniendo en cuenta la importancia del servicio que ofrezco a cada uno de mis usuarios. Mi historia es un ejemplo de resiliencia y superación, un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, el amor y el trabajo duro pueden hacer que la vida mejore y se convierta en una historia inspiradora. Soy una mujer realizada, empoderada y dispuesta a continuar mi camino, dando gracias siempre a Dios por poner en mi camino a personas que me ayudan a diario.

Gracias a todas las familias de cada usuario que confían en mi trabajo y en mi persona Y por supuesto gracias a los” abuelos” por darme alegría y amor a mi vida.