Consumir drogas siempre es perjudicial, pero el daño se incrementa si se consumen antes de llegar a la edad adulta, es decir, siendo jóvenes, ya que repercute negativamente en el desarrollo del cerebro, por lo cual el impacto y las consecuencias son mayores a largo plazo. A continuación, te detallamos cómo afecta el consumo de drogas en los más jóvenes.
¿Sabías que las drogas más consumidas por los jóvenes españoles son el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína?
cómo afecta el consumo de alcohol en los más jóvenes
- Reduce el volumen del hipocampo, causando daños en la memoria.
- Altera la corteza prefrontal, zona encargada de controlar la conducta para corregir el comportamiento o el control motor.
- Reduce la atención y la capacidad para tomar decisiones.
- Favorece la impulsividad y la depresión, ya que el consumo de esta sustancia puede impedir el nacimiento de nuevas neuronas.
Cómo afecta el consumo de tabaco en los más jóvenes
- La función pulmonar disminuye y su desarrollo es más lento, en un primer momento produce obstrucción leve de las vías respiratorias, provocando tos, falta de aliento y respiración sibilante o jadeante.
- Aumenta el ritmo cardíaco en reposo de dos a tres veces más rápido por minuto que en los no fumadores.
- Enfermedades crónicas pulmonares, como bronquitis y enfisema y enfermedad de los vasos sanguíneos, lo que puede provocar ataques cardíacos o infartos.
Cómo afecta el consumo de cannabis en los más jóvenes
- Pérdida de memoria y dificultad en el aprendizaje, que afectan al rendimiento escolar.
- Aumento del apetito, ansiedad y disminución del sistema inmunitario.
- Problemas para pensar con claridad y resolver problemas.
- Alteraciones respiratorias, cardiovasculares y procesos cancerosos parecidos a los que provoca el tabaco.
- Puede llegar a provocar trastornos psiquiátricos graves en personas con predisposición a ello.
Cómo afecta el consumo de cocaína en los más jóvenes
- Aumento del ritmo cardíaco, presión sanguínea y temperatura corporal, lo que incrementa el riesgo de ataque cardíaco, apoplejía o fallo respiratorio.
- Pérdida del apetito, náuseas, pupilas dilatadas, comportamiento extraño y hábitos de sueño trastornados.
- Ansiedad, paranoia, depresión, pánico y fobias.
- Alucinaciones táctiles que crean la ilusión de insectos desplazándose bajo la piel.
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