Todos podemos beneficiarnos de los efectos de realizar ejercicio físico, sin importar si la persona está limitada y tiene que permanecer en la cama. Tenemos remedios para todo.
- Clase recomendada: Movilización de personas dependientes
Se ha demostrado que realizar ejercicio de forma habitual, además de mantener la capacidad física, acarrea una serie de efectos favorables sobre la salud psicológica. Mejora los niveles de ansiedad y depresión e incide positivamente en otras emociones.
Aquellas personas que lo realizan de forma regular están más sanas, tienen menos estrés y presentan mejor estado de ánimo que las que no practican ningún tipo de ejercicio físico.
Al igual que se cuida la alimentación a medida que envejecemos, es importante realizar cierta actividad física. El objetivo es mantener la funcionalidad de la persona, para procurar la mayor autonomía posible.
El ejercicio mantiene la flexibilidad, preserva el movimiento de las articulaciones y evita la pérdida de coordinación de movimientos derivada del cansancio.
Se considera que una persona en cama tiene realizar un mínimo de actividad para evitar que empeore su condición. Por tanto, los cuidadores deben integrar el ejercicio físico como parte fundamental del cuidado del dependiente, siempre acorde a sus condiciones físicas.
El dependiente debe levantarse a diario. Si no puede caminar se sentará en una silla y solo en última instancia permanecerá en la cama todo el tiempo. Sin embargo, existen diferentes ejercicios que pueden mejorar la calidad de vida del dependiente.
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Ejercicios para mejorar la condición física
Las actividades se pueden plantear como un juego. El cuidador mejorará la interacción con el dependiente si despierta su interés.
Con un bastón o un palo de escoba pueden ejercitar los brazos, extendiéndolos y moviéndolos de arriba a abajo y de izquierda a derecha.
Para las piernas, además de caminar, se recomienda realizar flexiones si se está de pie. Para eso hay que apoyarse en un mueble. Si el dependiente está sentado puede extenderlas, levantarlas y llevarlas de derecha a izquierda.
Cuando el dependiente permanece en cama, es aconsejable que levante la cabeza o la apoye con fuerza en la almohada para elevar el tronco, y que mueva los brazos y las piernas.
Cuando la persona está comenzando a levantarse después de permanecer varios días en cama, es necesario hacerlo poco a poco. No es extraño que presente debilidad muscular o desmayos como consecuencia de una bajada de la presión arterial.
Para evitarlo, se le sentará al borde de la cama con los pies apoyados en el suelo o en una silla. A continuación, le pediremos que extienda los brazos hacia atrás apoyando las palmas de la mano en la cama, permaneciendo así durante uno o dos minutos.
Hay que repetir el ejercicio entre diez y quince veces al día, hasta que la persona sea capaz de erguirse sin marearse.
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