José Pedro es periodista y trabaja en el departamento de prensa de la ONCE. A los 3 meses de vida perdió completamente la visión de un ojo y a los 7 años sufrió un desprendimiento de retina en el otro. Ha sabido adaptarse a las circunstancias y hacer una vida normal.
Asegura que “en aquellos tiempos los desprendimientos de retina no se trataban con láser como ahora, sino que se cosían”, lo que le provocó la pérdida gradual de visión, durante los siete años, hasta quedarse completamente ciego a los 14 años.
Hace años no existían los avances tecnológicos con los que contamos actualmente. Sin embargo, esto no impidió que José Pedro se licenciara en Periodismo por la Complutense de Madrid.
La experiencia universitaria cuando se tiene ceguera
“Cuando yo estudié había menos ayuda para los estudiantes que tenían alguna Discapacidad, porque ahora, por ejemplo, cuentan con grupos de ayuda. Pero tuve el apoyo de la ONCE que me grababa los libros en casetes. Luego eras tú quien te tenías que apañar.”
“A la hora de hacer los exámenes dependía un poco del profesor. Algunas veces los hacía orales, otras lo podía escribir en Braille y luego leer lo que había escrito y a veces tenía que hacerlo a máquina de escribir. Entonces pedía irme a otro sitio para no molestar a la gente con el ruido”.
Lo que este periodista, totalmente adaptado a su entorno, afirma es que “es complicado que todo esté perfectamente adaptado para todas las discapacidades. Es una pretensión que existe y que es errónea. Hay que contar con eso y no rasgarse las vestiduras, por lo menos desde mi punto de vista.”
“Cuando terminé de estudiar comencé a buscar trabajo. Pero también realicé un curso de programación de ordenadores y conseguí sacarme las oposiciones en la ONCE a periodista.
Como los ordenadores son parte de mi vida y de mi día a día tengo un software que me permite explorar la pantalla y me lee por voz lo que aparece. Pero también una línea braille que es más útil cuando tienes que corregir algún texto.”
José Pedro ha usado bastón durante 10 años, luego tuvo la suerte de contar con ayuda por parte de un simpático compañero de cuatro patas y ahora se maneja de nuevo con el bastón.
Salir a la calle: reto superado
Cerca del 80% de las sensaciones, de las emociones y de la información que recibimos llegan a nosotros a través del sentido de la vista. Casi todas las actividades, movimientos y respuestas físicas y mentales están relacionadas con el funcionamiento del sistema visual.
Sin embargo, las personas que sufren problemas de visión tienden a educar más al resto de sentidos para suplir esa carencia. José Pedro asegura que mientras que una persona sin discapacidad visual cuando enciende el coche se fija en el salpicadero y ve cómo se apagan las luces que le indican que puede avanzar, él llega a ese mismo punto (que se puede avanzar) por los sonidos que realiza el coche, las vibraciones, etc.
Es complicado que todo esté perfectamente adaptado para todas las discapacidades
“El cambio de bastón a perro fue muy llamativo Porque con el bastón tienes que ir siguiendo puntos de referencia. Es como un gran dedo con el que tocas cosas. Mientras que con el perro dejas de percibir muchas cosas que te rodean, como por ejemplo, un banco de madera. En muchos casos es un obstáculo, pero en otros puede que sea una referencia para poder detectar otras cosas.
Para mi fue muy diferente, de repente pasabas de tener un bastón y un punto de referencia táctil a un perro que tiraba de ti. Y deja de tener tanta importancia ese tacto directo y comienzas a fijarte más en las cosas. Cuando te falta un sentido te basas en el resto. No creo que mis otros sentidos estén más agudizados, pero sí más educados, porque aprendo a dar más relevancia al tacto, el oído.
Muchas veces te sirve de orientación el sol. O si estás en un sitio y notas una corriente de aire te indica la salida y eso también es tacto."
José Pedro es todo un ejemplo de que las mayores limitaciones están en nuestra mente y adaptándonos a las circunstancias del momento podemos llevar una vida normal.