Por fin llegó la ansiada estación estival. Y tanto si nos quedamos en nuestras ciudades como si nos vamos fuera hay 5 pautas que nuestros mayores deben seguir, e incluso nosotros mismos, para disfrutar plenamente del verano.
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1. Beber mucho líquido y comer poco, aunque variado
Durante el verano el incremento de las temperaturas fomenta que perdamos más líquidos. Por eso, es importante que nuestra dieta incluya gran cantidad de agua.
Los expertos recomiendan beber 8 vasos de agua como mínimo y siempre del tiempo, nunca fría. Porque los cambios bruscos de temperatura en el organismo pueden sentar mal, en especial a las personas de avanzada edad.
Aunque la alimentación hay que cuidarla durante todo el año y aprender a cómo hacerlo es esencial, las personas mayores deben controlarla mucho más en esta época.
Por eso, es vital ingerir alimentos que contengan un aporte energético menor, pero ricos en vitaminas, sales, fibra y líquidos, como las frutas, las verduras y las hortalizas.
2. Proteger la piel y la vista
No nos cansamos de repetir que hay que protegerse del sol sin importar la edad.
Es aconsejable utilizar un protector solar de factor 30 como mínimo y evitar la exposición al sol en las horas de mayor intensidad (de 11:30 a 16:30). Seguir estas pautas puede evitar que padezcas cáncer de piel.
Pero también hay que proteger los ojos, porque la radiación solar directa puede producir lesiones oculares, como la queratitis actínica, provocando dolor, lagrimeo y ojos enrojecidos. O acelerar el proceso de cataratas. Para ello, la regla de oro es utilizar gafas de sol homologadas con filtros UV.
3. Realizar ejercicio
Moverse siempre es bueno. Además, practicar ejercicio regularmente puede alargarnos la vida hasta siete años. ¡Pero ojo! cuidado con las horas a las que se practica deporte. Nada de intentar ponerse en forma después de comer cuando el sol más aprieta.
Hay que buscar las horas de más “fresquito”, como a primera hora de la mañana o a última de la tarde y realizar un ejercicio acorde a nuestra edad y a nuestro estado físico.
4. Cuidar la higiene
El verano requiere un mayor control de nuestra higiene y de la de nuestros mayores. Hay que poner especial cuidado en los genitales, ya que al ser una zona delicada y poco ventilada pueden producirse más infecciones.
Por eso hay que controlar el sudor, evitar permanecer mucho tiempo con el bañador húmedo o no secar la zona adecuadamente.
Pero también es importante el tipo de ropa interior que se utiliza (mejor algodón que nylon u otras fibras sintéticas) y el jabón que se emplea. Porque cuanto más fuerte o más químicos contengan, más probabilidades hay de que altere el pH de la piel y se produzcan infecciones.
5. Evitar el aire acondicionado
A nadie le gusta sudar. Es una sensación incómoda, pero necesaria. Porque el cuerpo regula el exceso de calor mediante el sudor para refrigerar y preservar la temperatura corporal. Por lo que introducir un elemento externo, como el aire acondicionado, hace que el organismo no consiga adaptarse a ese contraste.
Según el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid si la piel y la musculatura reciben el aire frío de forma directa se pueden producir contracturas musculares, que pueden provocar tortícolis e incluso parálisis facial. Además, los filtros acumulan polvo y suciedad que pueden provocar problemas respiratorios.