Comunicación en la familia

Cuando estamos en familia y parece que todo se convierte en un caos a la hora de decidir qué hacer y no hay manera de ponerse de acuerdo, es momento de plantearse qué tipo de comunicación estamos empleando en casa. Raquel de Diego, coach especialista en pareja y familia, nos explica cómo lograr una comunicación en familia eficaz.

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Todas las familias pasan por diferentes etapas evolutivas: concepción del primer hijo, edad escolar, adolescencia. Cada etapa requiere una adaptación a los cambios de comunicación que las caracterizan. No es lo mismo la comunicación en pareja que con hijos; con bebés que con niños; ni con niños que con adolescentes. Si facilitamos una comunicación abierta en familia tendremos más posibilidades de alcanzar una familia unida.

Una buena comunicación

Podemos hablar de “comunicación” como la unión entre dos elementos fundamentales: comunión y acción. La primera parte, se refiere a poner en común, unión. Y esto se pone en marcha llevándolo a la acción, su siguiente elemento.

Cuando estamos en familia y parece que todo se convierte en un caos a la hora de decidir qué hacer, lo que quiere uno, lo que necesita el otro, y no hay manera de ponerse de acuerdo…es momento de plantearse qué tipo de comunicación estamos empleando en casa.

¿Cómo me comunico? ¿Me siento bien expresándome? ¿Qué resultados obtengo? ¿Me pongo en el lugar de mi hijo/a, o de mi pareja? ¿Qué tiempo le dedico a comunicarme con mi familia?.

Ganamos todos

Quizás sea parte de cada uno en la familia la que facilite el tipo de comunicación que recibimos. Pero lo que nos interesa es provocar un cambio en el que todos se sientan comprendidos y escuchados y ser capaces de alcanzar acuerdos. Para lograr este nivel de comunicación es bueno seguir varios pasos:

1. Dedicarle un tiempo cada día a contar cómo nos ha ido el día: en el trabajo, en el colegio, con lo que hacemos. De forma animada, priorizando ese momento a todo lo demás que esté “pendiente por hacer”, y estando todos presentes.
2. Expresar sentimientos agradables y desagradables que vivimos sobre aquello que nos sucede.
3. Manifestar lo que nos preocupa, haciendo partícipe a la familia, facilitando que todos se implique en la comunicación, puede que con un “¿qué harías tú si te pasara…?”. Nos podemos sorprender de la simplicidad en la forma de resolver conflictos que tienen nuestros hijos, poniéndonos en un nivel de igual a igual en este tipo de comunicación.
4. Agradecer y transmitir lo importante y gratificante que es para nosotros tener esos momentos en familia.
5. Proponer nuevos planes en el tiempo libre de familia, teniendo en cuenta los gustos y necesidades de cada uno y priorizando ese tiempo compartido de disfrute antes que la actividad en sí. Los niños pueden entender que es un tiempo para pasarlo bien, donde ganan todos por hacer cosas juntos y que cada vez puede decidir uno si no se llega a un consenso.

La familia es una red de apoyo

La familia es un facilitador de intercambio y apoyo entre sus miembros. El objetivo es que todos y cada uno se sientan parte integrante de esa familia, alcanzando el sentimiento de seguridad (el ser humano, cuando crea una familia, necesita sentirse protegido por su clan), de pertenencia (sentir que formas parte, que eres tomado en cuenta y reconocido por tu familia) y de equilibrio (por ejemplo entre dar y recibir afecto).

Transmitiendo valores

Las normas que se crean dentro de una familia han de ser cumplidas por todos. No son normas solo para los más pequeños, también los papás y mamás deben cumplir con lo acordado y así dar el mejor ejemplo para que los hijos también cumplan. El día a día en la convivencia es la mejor manera de transmitir valores sin hacerlo de forma consciente.

Cuando la comunicación se hace de forma abierta, creando espacios y permitiendo expresar opiniones, aunque sean diferentes a las propias, estamos fomentando que nuestros hijos alcancen mayor madurez en sus decisiones y criterios, puedan ser asertivos en sus relaciones. Lo que les anima a decir “no”, cuando algo no les gusta. 

Los padres a veces ejercemos cierta influencia en los hijos a la hora de tomar decisiones o transmitir su propia opinión. Como cuando reciben desaprobación por lo que expresan si no es acorde a nuestras ideas.

Es bueno que sepan expresar lo que realmente piensan en casa, ya que es el lugar más seguro para compartir experiencias y tomar decisiones al respecto, junto a sus padres. Que cuenten con los padres no como jueces, sino como en los adultos a quienes elegir para manifestar sus conflictos y pedir consejo, con la mayor confianza. No se trata de ejercer como amigo, si no que se trata de nuestras competencias como padres y madres.

Evolucionando juntos

Los años hacen que vayamos cambiando de etapa. Si conseguimos que desde niños, nuestros hijos se expresen con nosotros de una forma abierta, cuando lleguen a la adolescencia (esa edad de oro) puedan seguir confiando en nosotros. Fomentar una buena comunicación abierta y respetuosa, facilita que todos nos adaptemos a las nuevas etapas por las que pasamos como ciclo evolutivo. Y nos ofrece una familia con empatía, criterio propio y unión, junto a la diversidad de opinión.

Raquel de Diego. Coach especialista en familia y pareja.

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