Todos nos hemos sentido alguna vez estresados en el trabajo. Largas jornadas y momentos de tensión que, de manera continuada, pueden afectar a nuestro organismo. ¿Quieres aprender a combatir el estrés laboral?
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Siempre que usamos la palabra estrés tiene una connotación negativa. Parece imposible que el estrés pueda ser bueno para algo. Es causa de múltiples enfermedades. Puede alterar el funcionamiento del organismo de muchas maneras posibles, llegando incluso a causar patologías sumamente graves e incapacitantes como infartos de miocardio o cerebrales. Más frecuentes pueden ser otros problemas como alergias o afecciones de la piel. Esto, por no hablar de los trastornos digestivos.
Pues bien, si esto es así, ¿cómo es posible que esta reacción lleve con nosotros desde que el ser humano apareció? Si no es una reacción adaptativa, ¿por qué no ha desaparecido con la evolución? No ha desaparecido porque es una respuesta del organismo fundamental para nuestra supervivencia. Imaginemos el momento de cruzar un semáforo. No nos hemos fijado bien y aparece un coche a toda velocidad hacia nosotros. Todo nuestro organismo se pone en funcionamiento para escapar lo más rápido posible del peligro. Esta es una reacción de estrés que nos ayuda a ponernos a salvo. En este caso el estrés no ha sido negativo. Es el llamado eustrés.
Imaginemos ahora que la situación propuesta se mantiene por tiempo indefinido. ¿Qué le ocurrirá al organismo si mantiene días, meses o años esta activación? Éste será el estrés malo, el conocido como distrés.
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Es decir, el estrés es algo subjetivo. Depende de la evaluación que se haga de la situación
Hay otro aspecto del estrés que también resulta interesante. En el ejemplo anterior la situación nos resulta claramente amenazante y la evaluamos como tal, lo que hace que se dispare mi reacción. Pero es posible que una misma situación pueda resultar amenazante para una persona y para otra no.
Una situación que puede cumplir los dos criterios puede ser la de hablar en público. Una persona puede considerarla amenazante y disparará la reacción de estrés. Sin embargo para otra persona puede ser una actividad más de su trabajo y no le producirá ningún estrés. Es decir, el estrés es algo subjetivo. Depende de la evaluación que se haga de la situación.
Técnicas para combatir el estrés
En primer lugar, debemos actuar para contrarrestarlo. Muchas veces en nuestro trabajo o en cualquier otra situación vamos reaccionando al estrés, haciendo lo posible para que no se produzca. Lo que debemos hacer es ser proactivos y procurar que no aparezca tomando las medidas adecuadas. Por ejemplo, si tienes que hacer una presentación en público procura llegar media hora antes para revisar la sala donde se va a celebrar. Cuida que todo funcione correctamente y ten la presentación bien preparada. Eso te evitará muchas preocupaciones. Cuanto más control tengas sobre la situación, menos estrés sufrirás.
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Es importante también hacer una correcta gestión del tiempo para evitar que los imprevistos o las distracciones nos aparten de nuestros objetivos y nos generen estrés. Es frecuente, por otro lado actuar contra los síntomas del estrés en vez de contra las causas. Es decir, si sentimos la tensión que nos genera es posible que tomemos medidas para evitar esa tensión y no para atacar las causas que lo generan.
Además de la gestión del tiempo, podemos usar la meditación para poner nuestras ideas en claro o la relajación para hallar momentos de descanso que alivien los síntomas.
