Aunque no tienen ningún valor nutritivo, las grasas trans están presentes en nuestra dieta habitual. La comida rápida, la bollería industrial y los productos congelados son solo algunos ejemplos de alimentos que llevan este tipo de grasas altamente perjudiciales para nuestra salud.
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Las grasas trans aparecen cuando el aceite líquido se transforma en una grasa sólida añadiendo hidrógenos. A este proceso se le conoce como hidrogenación. De esta manera se aumenta el tiempo de vida útil de los alimentos, ayudando a mejorar la perdurabilidad, el sabor y la textura de los productos. Lo cierto es que las grasas trans se pueden encontrar de manera natural en algunos alimentos (por fermentación) pero en su gran mayoría provienen de otros procesados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados.
Todos debemos atender a una correcta alimentación, sobre todo en aquellas personas enfermas, mayores o que se encuentran en situación de discapacidad y/o dependencia. Cuidar sus hábitos alimenticios será clave para preservar su salud y hacerlo también en aquellos que gozan un buen estado físico repercutirá en su beneficio a largo plazo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de grasas trans debe representar menos del 1% de las calorías diarias ingeridas, aunque evitarlas es realmente difícil, a no ser que se siga una dieta muy estricta. Se pueden diferenciar cuatro tipos de grasas.
1. Grasas saludables: se dividen en grasas mono insaturadas y grasas poliinsaturadas.
2. Grasas no saludables: grasas saturadas y grasas trans.
Sus efectos son altamente nocivos, alterando el colesterol sanguíneo: de un lado, aumenta la concentración de colesterol LDL (considerado "colesterol malo"); de otro, baja la concentración de colesterol HDL (llamado "colesterol bueno"). De este modo, las grasas trans incrementan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
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¿Qué alimentos deberíamos evitar?
Los ritmos de vida que nos hemos impuesto y las prisas cotidianas hacen que tengamos menos tiempo para dedicar a nuestra alimentación. Comer regularmente en restaurantes de comida rápida o ingerir de manera continuada pizzas precocinadas son los claros ejemplos de lo que no debemos hacer para cuidar nuestra dieta. Aquí van algunos más:
Bollería industrial |
Helados y cremas no lácteas para el café |
Sopas y salsas preparadas |
Palomitas |
Congelados | Fast food | Aperitivos y snacks salados |
Precocinados |
Regulación de las grasas trans
En Estados Unidos, la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha dado un plazo de tres años para que las empresas que comercializan alimentos con este tipo de grasa dejen de hacerlo salvo autorización específica del organismo. En el caso de la Unión Europea, aún no somos tan restrictivos pero todo hace indicar que vamos en el mismo camino. Un reciente informe de la Comisión Europea aconseja limitar estas sustancias puesto que aumentan el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. Al año fallecen por este motivo más de 660.000 personas. La situación de las grasas trans en nuestro país viene regulada por la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición.