El deportista, artista y campeón de natación, David Meca, ha hablado con UNIR Cuidadores sobre los cuidadores y la capacidad de superación ante los problemas de salud.
- Colaboras activamente con Cruz Roja, Fundación Aladina, Fundación de Esclerosis Múltiple y la de Fibrosis Quística, entre muchas otras, ¿qué han supuesto para ti todas esas experiencias solidarias?
Considero que es una responsabilidad y deber que tenemos con la sociedad, las personas que, por un motivo u otro –en mi caso el deporte-, hemos recibido tanto de los demás. De algún modo es devolver esa deuda que tenemos hacia ellos y en el caso de personas con necesidades especiales, es mayor aún.
- Durante tu infancia tuviste que enfrentarte a muchos problemas de salud, ¿qué papel desempeñaron tus padres? ¿Cómo afrontaste esos contratiempos?
Efectivamente, cuando era pequeño presentaba una grave lesión de columna y problemas de desarrollo musculares en las piernas.
De hecho incluso pudieron empeorar toda vez que tuve que utilizar botas ortopédicas con hierros.
Los médicos aconsejaron a mis padres que la natación podría ser una forma de fortalecer mis extremidades y ellos me llevaban día a día al Club Natación Sabadell. Mi hermano también nadaba. Yo me veía como el patito feo de la piscina, puesto que incluso me enseñaban aparte de los demás.
Como mis padres miraban desde la grada, yo quería que vieran que su hijo era como todos y que podía llegar a competir. Creo que eso me hizo esforzarme cada vez más. Esa fuerza interior supongo es la que me hizo mantener desde pequeño una gran disciplina en los entrenamientos y en definitiva, llegar a ser Campeón del Mundo.
- ¿Qué papel crees que cumple el cuidador de un enfermo de cáncer, de Esclerosis Múltiple o de Fibrosis Quística?
Entiendo que es fundamental tanto desde el punto de vista estrictamente clínico, como de salud mental, y la de las personas de su entorno.
El cuidador es un apoyo en el día a día de la persona para superar todas las vicisitudes, pero también para atemperar su ánimo. Algo que en estas enfermedades puede ser un factor también determinante para afrontar la curación.
- Nacemos siendo cuidados, luego nos convertimos en cuidadores, para terminar de nuevo siendo cuidados. ¿Qué opinas de la formación para cuidadores? ¿Y si fuera online?
Obviamente, los seres humanos nos debemos unos a otros, y especialmente en el entorno familiar. Aunque lógicamente no siempre las familias pueden ayudar al enfermo, ya sea porque necesita unos cuidados especiales o por carecer de formación, algo que opino es esencial, además, quizá, de una gran generosidad de ánimo.
Respecto a la formación online, entiendo que las pautas, protocolos o diversa información teórica puede ser muy eficaz, así como las actualizaciones. Pero creo que trabajar el día a día con pacientes también ha de estar contemplado en la formación.
- A menudo nos llegan testimonios de personas que tienen un dependiente a su cargo y que se sienten incomprendidas, cuidadores que pierden la paciencia… ¿Cómo les animarías?
Creo que los cuidadores y los familiares deben tener también un soporte adecuado, especialmente psíquico pues efectivamente para ellos es muy duro estar con su familiar o ser querido enfermo. Pero al mismo tiempo ven reducida su vida a ese único esfuerzo con pérdida de otros hábitos que para ellos deben ser saludables.
Quizá a través de asociaciones de familiares de pacientes puedan encontrar una forma de terapia grupal con referencia de sus propias experiencias y soluciones.
Las personas que han pasado por una vivencia similar pueden tener una mayor afinidad entre sí para interactuar y ayudarse mutuamente.