Las bajadas y subidas de azúcar en sangre generan situaciones de riesgo. Es importante conocer bien cómo actuar y de qué manera, en especial, saber cuidarnos aquellas partes de nuestro cuerpo que son más sensibles.
Cuídate los pies como si fueran la cara, ¿por qué decimos esto?
La pérdida de sensibilidad en los pies es muy normal en los diabéticos. Esto produce que los pequeños roces, cortes o pinchazos no se perciban, y por lo tanto se ha de prestar especial atención a su cuidado para evitar la aparición de erosiones, infecciones, y en último caso gangrena, que puede acarrear la amputación del miembro infectado.
Por todo esto, es muy importante una higiene minuciosa en los pies. “Yo siempre les digo a los pacientes que cuiden sus pies del mismo modo que nos cuidamos la cara, con el mismo cuidado”, advierte el Dr. Moreno.
¿Cómo los cuidamos?
Hay que lavárselos con agua templada y secarlos bien; aplicarse cremas hidratantes, lanolina o aceites para mantener el buen estado de la piel; y asegurarse de que no hay cortes, sobre todo en las zonas entre los dedos, los callos y las durezas.
Si percibe cambios de color, acuda inmediatamente a su médico. Las uñas merecen un cuidado meticuloso, ya que pueden llegar a erosionar los dedos sin que el paciente se dé cuenta. Deben cortarse en línea recta y nunca arrancarse.
Otros consejos para el pie diabético:
- Llevar zapatos en lugar de zapatillas de deporte.
- Usar plantillas ortopédicas.
- No caminar con los pies descalzos, sobre todo en zonas irregulares como playas, piedras, etc.
- Evitar sentarse con las piernas cruzadas o llevar ligas o calcetines ajustados, ya que dificultan la circulación.
- Evitar sentarse cerca de fuentes de calor como radiadores, estufas, hogueras, etc.
- Recuerde revisar el interior del calzado antes de ponérselo para cerciorarse de que no hay nada que pueda provocar cortes o heridas.
- Visitar al podólogo una o dos veces al año.
Además, el Dr. Moreno pone énfasis en el cuidado de “la zona bucal, porque es otro foco potencial de infecciones”. Como consecuencia de las subidas de azúcar, el riesgo de que gérmenes y bacterias puedan provocar severas infecciones se multiplica.
Por ello, se debe mantener una higiene oral muy escrupulosa. Conviene cepillar los dientes tras cada comida, utilizar hilo dental y dentífricos con flúor para eliminar todo posible foco de infecciones en la boca.
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