Aurora en un bar

Aurora, mi madre, de 87 años, una mujer frágil, con una insuficiencia cardiaca, venosa y artrosis generalizada, muy controlada desde la dieta y el ejercicio físico de forma periódica. Pero con unas ganas grandes de vivir en continua batalla para que el coronavirus no entre en su organismo.

Con el respeto de las restricciones, no se ha quedado aislada en casa. Con mi ayuda, agarrada de mi brazo, sale a hacer la compra y a darse grandes caminatas conmigo. Ha realizado y sigue realizando una vida activa para seguir viviendo. Pero se ha protegido mucho de esta maldita pandemia, siempre cuándo salimos, cada cierto tiempo y entrando en lugares concurridos la echo unas gotitas de gel en las manos, como barrera de protección.

En casa, en plena pandemia tiene una situación adversa que es mi trabajo, soy sanitaria y trabajo en un hospital (Tcae), y sobre todo para ella era y es una gran preocupación. Lo mas importante, que la ofrezco seguridad y protección en todo momento: Me desinfecto en el centro de trabajo y en el domicilio, además de la distancia de seguridad, que esto es lo más importante para ella. Protegerla a ella.

 

Desde la visión psicológica la pandemia no la ha afectado, porque vivimos juntas en la misma vivienda. Y en ningún momento, se ha parado a pensar de forma negativa las consecuencias de la pandemia, siempre la he mantenido la mente entretenida y enfocada a asuntos culturales y de actualidad importantes.

En cuanto, a los periodos restrictivos los ha aguantado muy bien en casa, la mayor parte del día, su afán realizar las actividades de la vida diaria, con una gran afición, que es coser y arreglar la ropa. Esto lo hacía acompañada de la radio que es su otra gran amiga, que la mayor parte del tiempo que no estoy con ella es este medio de comunicación. Que tiene la función de distraer y mantener la mente activa.

Por último, mencionar, la alimentación, sigue una dieta mediterránea, libre de grasas y sin sal. Gracias, a este esfuerzo, su salud se mantiene en línea.