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A veces la vida no es tan sencilla como lo creemos, y cosas que consideramos comunes para algunas personas no lo son.
Soy de Perú, pero actualmente vivo en España con mi familia, estudio la formación profesional de auxiliar de enfermería en Madrid y trabajo como auxiliar de ayuda a domicilio para una empresa, esto me ha servido para poder conocer diversas historias de las personas a la que asisto y así aprender que no siempre nuestra situación es la menos ventajosa.
Las labores que realizo son generalmente de aseo, limpieza, compras, etc., dependiendo lo que cada una de ellas necesite, pero a pesar de que cada una requiere de algo específico, tienen un factor común que siempre está presente en sus vidas, y es la soledad. Todas mis "usuarias" como nos indican llamarlas, se sienten solas, sumergidas en una rutina sin sentido, y que yo intento, dentro del tiempo que se me permite, hacer que olviden esa soledad tan abrumadora que sienten, algunas veces por el abandono de sus familiares, otras por la falta de estos, y casi siempre por los dolores permanentes que sienten por sus enfermedades.
Intento distraer sus penas con conversaciones, historias o simplemente escuchándolas desahogarse contándome sobre sus pérdidas y penas o recordando los mejores momentos y alegrías de su vida.
Sé que no es mucho, ya que el tiempo que tengo con ellas es limitado, pero al menos así quiero hacerles saber que aquí estoy, y que hay alguien a quien les importan.
Así, Milagros, Concepción, Amalia, Soledad, Alejandra, etc., sepan que más que cumplir solo con mi trabajo, busco algo más, que es el de hacerlas sentir acompañadas.
Se dice y se sabe que ser cuidadora no es fácil, ya que, aunque no queramos ni debamos, a veces nos llevamos los pesares ajenos con nosotras a casa, pero, y qué pasa cuando además de trabajar como cuidadora tienes que volver a casa y seguir cuidando...
Tengo la ventaja o desventaja, según el punto de vista de cada persona, que en casa me espera alguien a quien puedo seguir cuidando, y que espero Dios me permita seguir haciéndolo por muchos años, Creess, mi única hermana.
Ella tiene el 75% de discapacidad mental, no puede hablar, ya que solo emite algunos monosílabos y tiene un retardo mental avanzado. Nos llevamos 1 año de diferencia y hemos vivido juntas siempre. Su vida transcurre con días buenos y días no tan buenos, en los que la frustración muchas veces le gana. Hay momentos en lo que quisiera poder entrar en su cabeza y comprender en qué piensa cuando se queda mirando a la nada o llora sin razón.
Gracias a ella, desde que tengo memoria, he podido conocer a muchas personas y familias maravillosas a lo largo de mi vida, con las que he compartido experiencias y anécdotas de cómo es vivir con una persona “diferente” en casa. Siempre hemos sido las dos, y al ser mi única hermana generalmente he intentado protegerla de miradas curiosas, preguntas inoportunas o de comentarios fuera de lugar que lastimosamente en nuestro país de origen eran bastante cotidianos.
Según la ciencia, y que entendí con los años, su condición es congénita e irreversible, y a veces siendo sincera, he preguntado a Dios y a la vida el porqué, creo que muchas personas en mi situación lo han hecho alguna vez, pero al final he podido comprender que, si eso me paso a mí, fue porque nadie la habría podido cuidar y proteger como lo llevo haciendo yo. Intento convertirla en una persona lo más independiente posible, aunque tengo claro que en su situación jamás lo será del todo, pero es que temo que el día que yo falte, que será de ella y como podrá valerse, son miedos que considero que las personas en mi situación comparten conmigo y que con el tiempo solo aprendemos a vivir con eso.
Agradezco a Dios por haberla mandado a mi vida para enseñarme que puedo ser más fuerte y obligarme a no rendirme en los momentos difíciles. Hoy en día ella y mi hija pequeña son los motivos por los que intento ser mejor persona cada día.
Considero que en gran medida mucho tuvo que ver mi experiencia personal el querer estudiar áreas relacionadas con la salud, ayuda a la dependencia y a personas con habilidades diferentes, ya que sé lo que es estar en ambas caras de la moneda y lo difícil que a veces es ser “La cuidadora”.