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Hola soy Adriana y quiero escribir estas líneas ya que me siento motivada para contar brevemente mi vida y vivencias.
Me casé con 22 años y tuve una hija. Durante 25 años viví con mi marido y su familia. Sufrí maltrato psicológico. Un narcisismo encubierto que durante años me hacía cada vez más pequeña, hasta que decidí separarme. Luego de ello, vino el maltrato físico.
Una vez que me separé ya pude dedicarme por fin a mi familia, ya que ellos no me lo permitían. Pude cuidar de mi madre con alzhéimer y de mi hermana con síndrome de Down, hasta que mi madre falleció. Actualmente entre mi hermana mayor y yo cuidamos de mi hermana.
Tras un tiempo sin encontrar trabajo decidí continuar estudiando, en este caso lo que me gustaba; atención sociosanitaria para poder cuidar a personas que lo necesitan y poder proporcionarles el cariño y cuidado necesarios.
Nada más finalizar mis estudios encontré trabajo en una residencia de ancianos, en la cual estuve dos años, uno de los cuales durante la pandemia.
De aquí me marché a una residencia de discapacidad, mucho más cerca de mi casa, lugar donde hice las prácticas, ya que durante la pandemia necesitaban refuerzo. Es muy duro ver a gente joven con discapacidad con COVID, y a niños con síndrome de Down. Uno de los cuales falleció. En definitiva, solo pensaba en lo que les podía aportar y ayudar.
En esta residencia estuve otros dos años cubriendo bajas hasta que cambió la ley y tuve que parar de forma obligada durante 6 meses, los cuales, aproveché para seguir estudiando, ya que disponía de algo de dinero ahorrado para los estudios.
El error que cometí fue sacar ese dinero y guardarlo en casa, ya que la hija menor de mi pareja, una niña de tan solo 13 años a la que cuidé como a mi hija, me lo robó. Mis ahorros de 4 años de duro trabajo alternándolos con el cuidado de mi hermana, todo se fue al traste. Sin embargo, no me detuve con mis estudios.
En la actualidad acabo de finalizar Imagen para el diagnóstico y medicina nuclear. Continúo por tanto buscando trabajo, cuidado de mi hermana e intentando salir adelante como puedo. Sin dinero, claro.
Mi pasado y presente me traen una carga emocional complicada, de la que es difícil salir. Y aunque he resurgido muchas veces llega un momento en que cada vez me cuesta más, ya que también se le suma la dificultad de que a mis casi 50 años es complicado encontrar trabajo. Sigo luchando porque mi hermana me necesita. "Sobre todo ella, la única". Seguiré luchando para poder darle la mejor vida posible.